Sindicalismo a la baja

AutorMario Gutiérrez Vega

Disminuidos en su representación social y política, los sindicatos viven uno de los momentos más complicados en los últimos años, indican las estadísticas del sector, así como especialistas y líderes sindicales.

Los datos oficiales y de los mismos grupos corporativistas reflejan que sus líderes han perdido influencia en los círculos de poder y viven un detrimento en su capacidad de movilización, que cada año es mermada por la salida de trabajadores agrupados en sus filas, lo que además repercute en menores ingresos por concepto de cuotas.

Los sindicatos están a la baja. Ya en 1998 la Organización Internacional del Trabajo (OIT) consideraba que en la década de los noventa, unos 3 millones de personas habían dejado de pertenecer a algún sindicato en México.

La tendencia decreciente ha seguido en los últimos años. De 1997 al 2005 los sindicatos agrupados en el Congreso del Trabajo perdieron en conjunto 1 millón de agremiados. Mientras que en 1997 tenían 1 millón 964 mil integrantes, en el 2005 la cifra apenas alcanzaba los 951 mil, según datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) consignados por Javier Aguilar García, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en el libro Proyecto de Nación y Movimientos Sociales.

Hoy, la central obrera que representó durante décadas la fuerza del movimiento sindical mexicano está disminuida. La Confederación de Trabajadores de México (CTM) tenía 754 mil 286 afiliados hasta el 25 de agosto del 2005, 18.5 por ciento menos que en 1997 cuando la integraban 926 mil 455 agremiados, según cifras de la Secretaría del Trabajo recabadas por Aguilar García.

La pérdida de sindicalizados es una tendencia mundial. En Estados Unidos, por ejemplo, hace 30 años el 35 por ciento de los trabajadores pertenecían a un sindicato. En la actualidad, apenas el 14.2 por ciento es parte de un gremio.

El modelo económico y empresarial ha adelgazado a las agrupaciones de trabajadores. Los contratos temporales, la tendencia de las empresas a instalar pequeñas fábricas en varios países, la subcontratación, el empleo ilegal y la falta de políticas laborales efectivas han contribuido a deteriorar el poder de los sindicatos, ha señalado la OIT en diversos estudios.

Las cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) muestran que los empleos generados durante el sexenio de Vicente Fox son ocasionales y de baja calidad. El 84 por ciento de los 750 mil nuevos empleos fueron eventuales.

"En la práctica el gobierno ha permitido que los empresarios contraten por horas o días y con un incremento salarial muy pobre en los últimos años. Una de las consecuencias de esta política laboral es que los empresarios ya no contratan más gente y eso debilita a los sindicatos", indica Aguilar García.

Además, el crecimiento del sector informal tiene consecuencias en la disminución de sindicalizados. Según el VI Informe de Gobierno de Fox, cerca de 9.1 millones de personas viven de la economía informal al trabajar en un micronegocio sin local. Esta actividad no regulada prescinde de organizaciones laborales, cuotas y obligaciones.

Cuotas de poder

Tras la caída del PRI en las elecciones presidenciales del 2000 los sindicatos ligados al tricolor perdieron posiciones y privilegios. Las centrales obreras como la CTM, la CROC y la CROM fueron la base de la estructura priista durante más de 50 años, pues su participación electoral y subordinación a las decisiones del partido sirvieron como eje fundamental para sostener al régimen político.

Las agrupaciones privilegiaron su presencia política y perdieron su esencia que es defender los intereses de los trabajadores, establece Aguilar García, experto en temas del corporativismo. Sus líderes utilizaron las organizaciones para lograr aspiraciones personales y poder económico.

"En México el corporativismo sindical no fue capaz (y tampoco intentó) de una resistencia importante en contra de las políticas neoliberales que lo afectaban. En todo caso, siguió la política de la subordinación a las políticas gubernamentales; se dejó dirigir por el gobierno, que le planteó convertirse en un corporativismo a la vez de Estado y de empresa, sin tener mucho que ofrecer a sus agremiados", detalla Enrique de la Garza Toledo en la introducción del libro Los sindicatos frente a los procesos de transición política, publicado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.

Un elemento que permite observar el descenso de las posiciones de los sindicatos en la política y en el ejercicio de gobierno son las candidaturas a cargos de elección popular, principalmente en el Congreso de la Unión.

En el libro Sindicalismo corporativo. La crisis terminal, Armando Rendón Corona, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), analiza las cuotas alcanzadas en los últimos años por centrales obreras y sindicatos en la Cámara de Diputados y en el Senado.

Su estudio, basado en datos investigados por Reyna Vargas Guzmán, maestra de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de...

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