SOBREAVISO / Malestar por bienestar

AutorRené Delgado

Es fastidioso y desesperante no saber si se podrá llegar al trabajo, la cita o al aeropuerto en virtud de las marchas y bloqueos del magisterio rebelde, pero ese malestar es poca cosa si, al final, esos días de perro se traducen en la mejora educativa de los escolares. El malestar temporal a cambio del bienestar general y prolongado es el sacrificio a sufrir cuando se quieren remover privilegios y prerrogativas mal concedidos a una porción de la sociedad a costa del resto.

Ese es el significado de esos días. Sin importar su ámbito de incidencia, cualquier reforma implica lidiar con resistencia. Desde esa perspectiva, y por lo que viene, más vale reconocer el Paseo de la Reforma como la Avenida de la Resistencia. Importa asumirlo porque muchas de las voces quejumbrosas o, peor aún, ansiosas por escuchar el golpe del tolete contra los escudos de la policía parten de la ilusión de que las reformas deben realizarse sin que las hojas de los árboles se muevan. No es así.

Aprobado el marco jurídico de la reforma educativa donde se vio la actuación del Poder Legislativo, falta por ver la actuación del Poder Ejecutivo en la instrumentación y el aterrizaje de ella, o sea, falta por ver el gobierno de la reforma educativa porque, no es nuevo, muchas veces las reformas se secan en las hojas donde quedan escritas.

Se dio un paso difícil, molesto, pero se dio. Es menester dar los siguientes.

* * *

Lo ocurrido en los últimos días, particularmente, durante el fin de semana pasado, exige revisar con mayor serenidad lo sucedido: festejar los aciertos, lamentar los errores, valorar lo conseguido y lo concedido, así como reflexionar si, aprovechando la reforma de las leyes, no convendría reformar también hábitos y conductas políticas.

Pese a quienes consideran que debió aplicarse la fuerza y someter a quienes atropellaron derechos ciudadanos, constituye una victoria la conjura del fracaso de la política y la instauración de la violencia. Se dice fácil, pero en un tris se estuvo de manchar con sangre la reforma. Abatir la violencia cuando ésta se ha instalado como una forma de relacionarnos es reivindicar la política y privilegiar la civilidad como mejor forma de entendernos. Y eso es motivo de satisfacción. Puede no reconocerse, pero fue una hazaña.

En sentido contrario de ese mérito, los poderes Ejecutivo y Legislativo, así como el gobierno del Distrito Federal, cometieron un error. Si bien el presidente de la República hizo bien al postergar su visita a...

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