Sufren Argentina, Brasil y Venezuela

Diez años después, el 2002 reveló la realidad de un continente sumido en una profunda crisis social e institucional de la que Brasil, Argentina y Venezuela eran sus más claros ejemplos.

En septiembre del 2001, el Presidente argentino Fernando de la Rúa anunció que a causa de su insolvencia económica tendría que vender su departamento ubicado en el exclusivo barrio de La Recoleta de Buenos Aires.

La situación económica del Mandatario era "semejante" a la de 37 millones de argentinos que, desesperados por la creciente pobreza, el desempleo y la confiscación de su dinero en el llamado "corralito" bancario, se lanzaron a las calles en una espiral de saqueos y "cacerolazos" que terminaron por tirar a De la Rúa, quien no aguantó la presión de 30 muertos en las protestas callejeras y renunció el 20 de diciembre.

Durante dos semanas, Argentina tuvo cuatro Presidentes (Fernando de la Rúa, Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Camaño y Eduardo Duhalde). A Adolfo Rodríguez Saá le bastó una semana en el poder para tomar la decisión más comprometida de la historia política de su país: la moratoria de pagos, medida que agravó la crisis al ser interpretada como una "declaración de guerra" por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

El 1 de enero del 2002, Eduardo Duhalde asumió la Presidencia en medio del caos y sin la legitimidad que otorgan las urnas. El peronista Duhalde tuvo que afrontar la realidad de una economía devastada con una caída histórica del 10.9 en el PIB, la desconfianza internacional ante el incumplimiento de pagos y los conflictos internos entre los caciques políticos.

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