Svetlana Alexievich: Recolectora devoces

AutorFrancisco Morales V.

De vez en cuando, el rostro del entrevistador se cuela en la toma que mantiene en close-up a Sara Danius, secretaria permanente de la Academia Sueca. Emocionado, le hace una pregunta errática que termina en sugerencia: "Uno podría decir que se ha ampliado el concepto de literatura".

El mundo, a través de esa trasmisión en vivo desde Estocolmo, acaba de enterarse que la bielorrusa Svetlana Alexievich, periodista y escritora -que no al revés- ha sido galardonada con el Premio Nobel de Literatura. Danius responde: "Me parece que sí. No sólo el material que (ella) nos está ofreciendo es nuevo, sino que ha ideado un nuevo género, un nuevo tipo de género literario".

Quizá la voz del reportero vibra porque sabe lo que implica que, en este año, una colega se lleve la medalla a casa. Cuando la Academia elogia los "escritos polifónicos" de Alexievich, no alaba la imaginación que sabe crear múltiples voces de personajes y ponerlas en papel, sino la destreza para escucharlas salir de una grabadora, una y otra vez, y luego teclearlas sin robarles el alma.

De nuevo, el Nobel ha lanzado a la gente a las redes, a escribir un nombre desconocido en los buscadores y a inquirir por libros que, al menos en México, por el momento, son prácticamente inconseguibles. Las pantallas muestran un rostro de ojos cansados que rehúsa la singularidad o el protagonismo.

Es la faz de una mujer que ha estado sentada, cientos de veces, por muchas horas, ante las víctimas de una utopía que se cayó a pedazos. En palabras de su editor en Francia, Michel Parfenov, es un rostro que no intimida.

¿Cómo podría? Se ha ganado la confianza de quienes vieron caer desde dentro al mundo soviético. Ellos, los escuchados, le concedieron sus voces de las guerras, de Chernóbil y del hambre. Desde hace cerca de 40 años, Alexievich las usa para contar sus historias, en un coro que parte de todos y busca alcanzar a todos.

"De esta forma, puedo ser, simultáneamente, una escritora, reportera, psicóloga y predicadora", ha dicho.

El resto del elogio que la Academia otorga a sus escritos, de este premio que llegó de sorpresa, cae como martillo: "un monumento al sufrimiento y al coraje en nuestro tiempo".

TESTIMONIOS DE LA UTOPÍA

Svetlana Alexievich nació el 31 de mayo de 1948 en Ivano-Frankivsk, una ciudad ucraniana que, tan sólo tres años antes, había sido anexada por segunda ocasión a la Unión Soviética.

Su ruta en el periodismo no siempre estuvo tan trazada como su perseverancia en el oficio podría...

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