Temen desaparición de budismo tibetano

AutorMaría Eugenia Sevilla

Tras la invasión de la República Popular China a Tibet en 1949, que sólo dejó en pie 17 de sus 6 mil 250 monasterios, el budismo tibetano no ha logrado afianzarse como una opción religiosa en los países de Occidente donde se expandió, por lo que se encuentra en "serio peligro de extinción", según el presidente de Casa Tibet México, Marco Antonio Karam.

A esta situación se agrega el reconocimiento oficial hecho por la India el pasado 24 de junio de la pertenencia del país himalayo a China, que ha significado "un golpe" para los representantes de la cultura tibetana en México.

"La tradición budista tibetana se conserva en el exilio y su mejor aliado era la India. El reto del budismo ahora es encontrar una plataforma para ingresar a Occidente, quizá no de forma monástica sino laica, pero el logro de los niveles más altos de espiritualidad depende de una estructura social económica y política como la que tenían", dice el lama laico mexicano, quien añade que la difusión cultural sigue siendo la mejor alternativa para la causa tibetana.

Una de las principales amenazas para la preservación y difusión del dharma es la proliferación de grupos que, con el propósito de lucrar, traen monjes a impartir enseñanzas que el público no comprende de forma adecuada y lo alejan de la doctrina. Otra consecuencia que ha tenido el hecho de que ingresen al País monjes que trabajan sin permiso son las dificultades para la obtención de visas para los tibetanos.

El Gobierno mexicano, que al igual que el resto del mundo, con excepción de India, Nepal y China, nunca ha alojado una representación gubernamental de Tibet, tampoco lo reconoce como Estado.

"Desde el establecimiento de la Casa Tibet en 1989, hemos buscado acercamientos con los distintos representantes gubernamentales del País para que apoyen resoluciones en favor de los derechos humanos de los tibetanos, pero no nos reciben, incluso a los enviados del Dalai Lama se les ha tratado con groserías, como lo hizo Fernando Solana cuando fue director del Comité de Relaciones Exteriores del Senado", denuncia Karam.

La política de no intervención que sostiene México está "mal entendida", ya que el Tibet no era históricamente parte de China, destaca el especialista, quien recuerda que en el último par de años México ha perdido 320 mil empleos por la entrada de productos chinos.

"No podemos competir contra los bajos precios que les permite la mano de obra esclava, así que proteger los derechos del pueblo tibetano es...

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