Empresa/ Tercero interesado

AutorAlberto Barranco Chavarría

Estamos hablando, naturalmente, de los tres mercados de mayor importancia para marcas como Chicle Adams o Chiclets; Trident, Dentyl o Halls.

El hecho es que aún cuando Cadbury es uno de los líderes mundiales en el ramo, su presencia en el país aún no alcanza niveles que pudieran colocarlo como enemigo a vencer, lo que anularía cualquier condicionamiento a la operación por parte de la instancia anti trust del país... por más que Adams mantiene poder sustancial en algunos mercados específicos.

El problema, lo adivinó usted, es que en el análisis por parte del pleno de la dependencia encabezada por Fernando Sánchez Ugarte estará gravitando, inevitablemente, la persistencia de Adams en mantener viva por años una práctica monopólica en perjuicio de la empresa nacional chicles Canel's.

De hecho, la firma con sede central en San Luis Potosí podría solicitar su inserción en calidad de tercero interesado, dado el formidable boquete a sus finanzas que le provocó la obstinación de Adams por desplazarla de su segmento de mercado más exitoso: la presentación popular de cuatro pastillas en envase de celofán.

Dicho desde el ángulo contrario, parte del precio a que se cotiza la división México de Warner Lambert es atribuible a las ganancias obtenidas en el intento de aplastar a Canel's, en una larga historia que se remonta hasta 1991, en cuyos episodios se llegó a plantear incluso su compra.

¿Cuánto costaría la firma sin la ventaja que le otorgaron sus prácticas depredatorias de precios?

Digamos que la concentración entre Cadbury Schweppes -quien hace un lustro arribara espectacularmente al país, al adquirir algunas marcas de refresco de la firma regia Fomento Económico Mexicano-, y Adams, equivaldría a premiar las prácticas anticompetitivas de ésta.

Por lo pronto, en el centro de la operación estará gravitando el pasivo contingente que representa la imposición de una multa equivalente a 50 mil salarios mínimos elevados al año que le impuso la Comisión Federal de Competencia, y cuyo taxímetro está corriendo a partir de noviembre de 1997.

El procedimiento, como le comentábamos la semana pasada, se inició el 22 de junio de 1994, cuando la empresa encabezada por Roberto García Navarro presentó una denuncia ante la dependencia, acusando a Adams de desplazamiento indebido.

La querella apuntaba a la súbita aparición de la marca de chicles de presentación popular Clarks, cuyo precio al público, en la magia de los subsidios cruzados con el apoyo de otras líneas...

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