TOLVANERA / Cooler

AutorRoberto Zamarripa

De arraigados a "subrogados". Dichosos los aludidos por hacer lo que es injusto, porque de ellos es el reino de la impunidad.

A unos, los arraigados, los guardan en hoteles con servicio y cuotas de hotel de lujo para construir la investigación inexistente a la hora de su detención. A los "subrogados" los protegen en el mejor de los mundos posibles: hacen negocio de un derecho social abandonado por el gobierno federal pero eluden la responsabilidad de sus actos. El negocio es cobrarle al gobierno el embodegamiento de niños; lo que les pase a los infantes es responsabilidad del Estado.

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU pidió a México suprimir el arraigo judicial al considerarlo como acto de detención arbitraria (Reforma, 14/06/09).

Si el Consejo de la ONU supiera que la figura del arraigo se ha convertido en una vacilada y el hotel de los arraigos es un centro de diversión, negocio, lucro y corrupción pensaría de manera diferente su recomendación. Conforme lo publicado por Reforma, en el Centro de Arraigo de la PGR 2 kilos de barbacoa, un kilo de tortillas y cuatro refrescos de lata tenían un costo de 10 mil pesos. Una hamburguesa con refresco costaba mil pesos. Una botella de vino, mil dólares o acceso a un Nextel, 20 mil pesos. De 20 mil a 60 mil pesos, media hora de sexo con prostitutas disfrazadas de policías.

El arraigado es como el subrogado. Durante un tiempo hacen como que lo investigan, sus propios captores le facilitan la existencia y al final hasta disculpa se le ofrece por las molestias ocasionadas.

La justicia mexicana funciona con saliva. Para pegar los expedientes y para destruirlos. Nadie es culpable hasta después de la tercera conferencia de prensa. La muerte de casi media centena de niños, quemados y asfixiados, en una bodega que hacía las veces de "guardería del IMSS" no tiene nombre. Es impresionante la manera en que el gobierno de Sonora resbala las responsabilidades apanicado por el creciente descontento social que amenaza con un descontón político-electoral en las urnas que, para el caso, podrá ser gravísimo para muchas de las familias hechas gobierno en la entidad, pero en realidad, lo que se cierne en ese estado es la desconfianza colectiva, la sensación de desamparo, y una comprensible rabia por las muertes y la impunidad.

Es increíble que a una semana de la tragedia no exista un detenido, bueno, ni siquiera un...

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