Una vida en la sombra

AutorJorge Ricardo

Enviado

BOGOTÁ.- La "mamá grande del teatro latinoamericano", Fanny Mikey, encerró en un armario de su casa a John Jairo Rangel porque quería ocultar que tenía un maquillista. Hace diez años, él miró a través de una rendija cómo la figura que había creado, de cabellera roja y crespa y medias negras, se alejaba. Esperó 15 minutos más entre las sombras y luego se fue a su casa. Esa tarde entre la lluvia bogotana comprendió que el suyo era un oficio de tinieblas.

"Luego me preguntó cuánto había durado ahí, y le dije que nada más 15 minutos, y las dos risa y risa. Pero a mí no me gusta el encierro".

John Jairo Rangel, un sesentón que manifiesta su homosexualidad con desparpajo, se dedicó a maquillar a la fundadora del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, el más grande del mundo, casi tres décadas, mínimo dos veces una hora cada día, hasta que en 2008 la muerte de la actriz de origen argentino vino a recordarle que en el teatro donde no hay luz puede haber olvido.

La reciente edición del festival, celebrado del 19 de marzo al 4 de abril, le rindió un homenaje a Mikey. Se contrató a actores para que, con cabello rojo y crespo, se pasearan por las sedes, se montó una muestra con una réplica del lugar donde se maquillaba y desfiló una marioneta de siete metros de altura que emulaba a la actriz. El hecho de que la muñeca gigante hubiera sido pintada por Jairo aumentó el atractivo.

Pero cuando el maquillista fue a ver el estreno de un documental sobre la diva filmado por su hijo, Daniel Álvarez, se marchó desilusionado: ni en el paneo de una cámara aparecía. O sí: es quien en varias tomas se encuentra tras la actriz mientras se maquilla, pero nunca se le ve la cara.

Ya le había pasado antes. En la biografía Fanny Mikey: Por el placer de vivir, publicada en 2000, tampoco lo incluyeron. "No te mencionaron", le dijo el autor, Humberto Dorado. Ni Mikey ni nadie. Álvarez, el realizador del documental estrenado al inicio del festival, admitió haberlo entrevistado varias veces tras la muerte de su madre, pero esa figura de pelo cano, bigote negro y voz grave no daba una buena imagen para el filme.

"¿Enojado? ¿Molesto? ¿Triste? En ese momento sí, pero ya no, no, no, no, m'hijito, a mí se me olvidan las pendejadas rápido. Hay cosas más importantes en la vida. Todo el mundo sabe que yo comía, dormía con ella".

En 27 años, no hubo para John Jairo algo más importante que maquillar a Fanny.

Ni el ex Presidente colombiano Ernesto Samper, ni los artistas...

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