Vinos / Fiestas y pendientes

AutorRodolfo Gerschman

Se va perfilando cada vez más el carácter de los vinos en función de su origen en Baja California. Sin embargo, la mayoría presume en sus etiquetas "Valle de Guadalupe", aunque las uvas provengan de localidades aledañas.

Ya estamos a pocos días de las fiestas de la vendimia en Baja California, que llegarán este año en medio de signos contradictorios que alientan al optimismo y al pesimismo simultáneamente. El optimismo nace de la demanda creciente de vinos mexicanos, aliciente para el surgimiento de bodegas nuevas y también para que tierras como las del Valle de Guadalupe adquieran notoriedad y valor.

Probablemente -no he seguido el movimiento de manera tan puntual-, el número de bodegas haya doblado en los últimos cinco o seis años. Hoy día ya son más de cien las que están operando, la mayor parte de ellas de manera formal (pagan impuestos, compran marbetes y sus vinos se distribuyen más allá de la clientela local). Del lado del vaso medio vacío, está el irresuelto problema del agua y la falta de soluciones más creíbles.

Estuve por el Valle de Guadalupe hace menos de un mes y ya el calor arreciaba; el cambio climático está afectando severamente a la zona. Como casi no ha llovido, los pozos no han renovado suficientemente sus reservas de agua y los productores tienen que espaciar las horas de riego más allá de lo que piden las plantas. La vendimia habrá probablemente de adelantarse debido a estos factores.

Curiosamente, o tal vez no tanto, el prestigio de las zonas vinícolas no corresponde necesariamente a lo favorable o no de sus condiciones. El Valle de Guadalupe es actualmente el más cotizado y, al mismo tiempo, el que más problemas de agua tiene y el que más sufre el aumento de los calores.

Otros valles, como el de la Grulla, Santo Tomás o San Vicente están más a resguardo en cuanto a existencia de agua y también -por la proximidad del mar-, del calentamiento. Pero Guadalupe tiene mejores accesos y más desarrollo de infraestructura, lo cual también generó el apetito de los desarrolladores inmobiliarios, cuyos proyectos se unen a la urbanización salvaje para agravar los problemas. Basta ver, en algunas...

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