Weissmuller, el mejor Tarzán fílmico

AutorRafael Aviña

Pese a la larga lista de actores que encarnaron a Tarzán, el rey de la selva, imaginado por el escritor Edgar Rice Burroughs y cuya primera aventura fílmica data de 1918, ninguno como el campeón olímpico Johnny Weissmuller, quien hiciera célebre al personaje a partir de 1932 al protagonizarlo para la Metro Goldwyn Mayer, el primer Tarzán del cine sonoro. Un actor y atleta grandioso y polémico que el 2 de junio hubiera cumplido 100 años y que falleció en Acapulco en 1984, lugar que le fascinó, al grado de habitar la llamada Casa redonda dentro del Hotel Los Flamingos, erigido sobre un escarpado acantilado frente a la isla de la Roqueta en aquel puerto guerrerense.

Nacido en la ciudad de Pensilvania, aunque también se dice que nació en Rumania, Weissmuller fue un niño con privaciones y problemas de salud. Un chico enclenque a quien se le aconsejó practicar algún deporte, particularmente la natación. Sus padres, inmigrantes de raíces austriacas y alemanas, se lo llevaron a Chicago, donde Johnny ingresó al Illinois Athletic Club de esa ciudad, donde muy pronto destacaría en natación y waterpolo.

En 1920, a punto de cumplir los 16 años, con su 1.90 de estatura y 72 kilos, se sometió a una prueba con el severo entrenador William Bachrach, hacedor de campeones, quien se percató de su potencial y, un año después, obtuvo el triunfo en la categoría de 200 metros libres. Durante los años siguientes, sería el líder indiscutible en 100, 200, 400 y 800 metros, una meteórica y ascendente carrera que le llevaría a obtener la Medalla de Oro en las Olimpiadas de París de 1924, en 100, 400 y 800 metros; hazaña que repetiría en los juegos olímpicos del 28 en Amsterdam, en las modalidades de 100 y 800 metros, siempre en estilo libre.

Su éxito le llevó directamente al cine, en donde derrotaría a 150 postulantes para el papel de Tarzán, que intentaba lanzar la MGM. Si la urbe violenta y caótica se hizo para Batman y Supermán, definitivamente la inexpugnable jungla fue el paraíso de Tarzán, el hombre mono o el "rey de la selva", a cuyo llamado acuden todas las fieras salvajes para cuidarle las espaldas. Un mito que cumple 92 años a partir de su nacimiento en 1912, cuando el estadounidense Edgar Rice Burroughs -autor a su vez de algunas novelas de ciencia ficción-, diera vida a un personaje que tiene tanto de Moisés -el niño rescatado de las aguas-, como de "el buen salvaje de Rousseau" y, más aún, del nihilista que sobrevive con sus propios medios en un paisaje...

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