¡Sigue siendo el gigante!

AutorMiguel Angel Briseño

El Tri a los hechos se remite. Justo cuando la discusión sobre quién es el gigante de Concacaf está más prendida que nunca, México consiguió en dos ocasiones lo que Estados Unidos no pudo lograr ni una vez.

La Selección Mexicana venció nuevamente a Brasil en la Final de la Copa de Oro por marcador de 1-0, con un emotivo gol de oro de Daniel Osorno en el minuto 8 del primer tiempo extra del encuentro, convirtiéndose en el nuevo campeón de la zona, y clasificando de paso a la Copa América 2004, y a la Copa Confederaciones 2005.

Atrás quedaron las inconformidades del público, que hace exactamente 15 días solicitaba un cambio en la dirección técnica del Tri. Ayer en cambio, todo fue euforia de parte de los 70 mil aficionados que inclusive en los momentos más inciertos del partido, nunca dejaron de apoyar.

La Selección Brasileña mostró cansancio desde el primer tiempo. Robinho fue sustituido en el descanso, Diego pasó mucho tiempo enfrascado en su duelo contra Pável, y Kaká, el jugador más peligroso de su equipo, se encontraba muy solo cuando decidía lanzarse al ataque.

El sector derecho de México conformado por Salvador Carmona, Luis Pérez, Jesús Arellano, y más tarde por Mario Méndez, fue la válvula de escape del equipo. Por ese lado cayó el gol, y además el "Cabrito" fue nombre el Jugador Más Valioso de la Copa de Oro.

Posiblemente, este torneo haya sido el testigo del nacimiento de un nuevo ídolo de la Selección Mexicana: Oswaldo Sánchez, quien comandó una defensa imbatible durante todo el torneo, suma ahora 489 minutos sin recibir gol.

Pero más allá de lo deportivo, Oswaldo se convirtió en el jugador más ovacionado de toda la Selección. En cada uno de los cinco partidos de México en el Azteca, era el primero en salir a calentar e inmediatamente levantaba las manos pidiéndole a la gente su apoyo.

Mientras el Tri esperaba la instalación del podio de vencedores, los aficionados comenzaron a corear espontáneamente "Portero, portero", ante un Oswaldo que agradecía mostrando orgullosamente su playera.

Irónicamente, Oswaldo fue de los que menos participación tuvieron en el partido final. Las llegadas fueron constante, pero en el arco contrario. Los disparos de Luis Pérez, Juan Pablo Rodríguez, Pável Pardo y Jared Borgetti, inquietaban al arquero brasileño Gomes, pero todos iban dirigidos directamente a sus manos.

Daniel Osorno corrigió esa pequeña inexactitud que impedía el gol, y tras un desborde por el lado derecho eludió a Alex y a Julio...

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