Recomposición del Saber y el Placer

AutorNéstor García Canclini

Pensamos desde la sorpresa. Una noticia inesperada, los cambiantes hábitos culturales de los hijos, las páginas políticas de los diarios dedicadas a hechos policiales o a escándalos, llevan a preguntarnos en qué sociedad vivimos. ¿Sociedad del espectáculo?, ¿sociedad de consumo? Son algunos de los nombres que intentan contener la incertidumbre.

El asombro también conduce a pensar mal. Generalizamos lo que nos parece novedoso y titulamos con ese rasgo una época. ¿Sociedad del espectáculo? Todas las épocas han tenido espectáculos más o menos masivos (circos, misas, desfiles, guerras y otros alardes de poder): la abundancia de shows que favorece la industrialización de las comunicaciones no es sino la hipertrofia de un modo de estar en sociedad que viene de mucho antes. Por otro lado, llamar sociedad de consumo a nuestra época tampoco designa algo clave, porque ningún modo de organización social puede reproducirse si el ciclo económico de producción y circulación no se completa con la compra y el uso de los bienes. Las transformaciones no se entienden con críticas moralistas al consumismo, sino relacionando los nuevos hábitos con la innovación tecnológica, la especulación económica, las estrategias publicitarias y la diversificación de las ofertas.

Hace dos décadas se publicaron libros que anunciaban la macdonalización de la sociedad. Expresaban la alarma de quienes veían proliferar esos negocios de alimentos rápidos no sólo en Estados Unidos, sino en París, México o Buenos Aires, y temían que las gastronomías locales desaparecieran. Hoy vemos en centenares de ciudades que crecieron más los sushis y las pizzerías de cadenas estadounidenses que los McDonalds, pero sobre todo los gustos gastronómicos se han vuelto más cosmopolitas. Las calles de Occidente anuncian platos chinos, tai, kosher y libaneses. Los más de 200 restaurantes argentinos en la Ciudad de México superan a los McDonalds.

¿Sociedad de la información o del conocimiento?

Esta opción nos desafía ahora. Las discrepancias sobre cómo llamarla se organizan en dos posiciones. La primera está representada por los informáticos y tecnócratas que confían al desarrollo basado en la información la mejora de los procesos productivos, que se abarate el costo de los bienes y se extienda el bienestar a todos los sectores mediante el acceso a "trabajos inteligentes" y la conexión a redes de información estratégica. Sostienen que ejercer la ciudadanía a través de recursos digitales hará crecer las...

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