¿Bolivarismo o divisionismo?

AutorArturo Oropeza García

Después de más de dos siglos de pensar en una sola América (1805-2007), y de cerca de 50 años de hablar de integración formal en América Latina (1960-2007), muchos de los estudiosos sobre el tema y, de manera especial, los nuevos estudiantes de las áreas económico-sociales que se acercan a él, se preguntan con un gran dejo de escepticismo si vale la pena invertir su tiempo en un largo periodo sembrado de buenos deseos y de múltiples instituciones, pero que al final nos dan como saldo una región dividida, conformada a través de cinco esquemas formales de integración -Sistema de Integración Centroamericana (Sica), Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), Comunidad del Caribe (Caricom), Mercado Común del Sur (Mercosur), Comunidad Andina (Can)-, pulverizada en su comercio zonal con más de 50 tratados de libre comercio que, de manera conjunta, arrojan un comercio intrarregional de tan sólo 15 por ciento promedio.

En la parte económica, el resultado de la región también es desalentador, al reportar durante el periodo de 1980 a 2005 un crecimiento incipiente de 2 por ciento promedio, quedando rezagada respecto a otras economías de integración informal como la propia China, que en el mismo periodo tuvo un incremento porcentual promedio de 9.5 por ciento.

Al respecto tenemos que reconocer que el enorme esfuerzo desplegado a lo largo de medio siglo de integración formal no se ha correspondido en los hechos. Innumerables reuniones regionales, un gran despliegue de equipos de trabajo, e incontables gastos operativos para sostener una costosa burocracia zonal son el signo de una región que sigue viviendo una simulación en el marco de una globalización desbocada, que exige las mejores prácticas de las diferentes regiones del mundo para hacerle frente a una nueva generación de retos globales.

Las explicaciones del fracaso son de orden múltiple. Desde las antropológicas y culturales, pasando por las deterministas; desarrollando ampliamente las de la dependencia, o agregando las evolutivas, hasta las de la competencia intrazonal. A la fecha se cuenta con una amplia gama de teorías que explican las razones del fracaso, las cuales se contrastan con la carencia de fórmulas que esquematicen el correcto aprovechamiento de la complementariedad de las naciones latinoamericanas, que puedan competir exitosamente con los nuevos actores económicos regionales, formales o informales, como la Unión Europea, China, India o la Asociación de Naciones del Sudeste...

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