¿Cultura? No, gracias

AutorJaime Reyes Rodríguez

Redefinir Conaculta, descentralizar la cultura, reformar la Constitución, asignar el 1 por ciento del PIB al rubro, situarse en la globalidad, abrir accesos a las nuevas tecnologías y revisar el TLC en materia cultural, así como crear una mejor política cultural, son parte de las propuestas de los diferentes candidatos a la Presidencia de la República, pero, ¿cuál de las cinco sería la más viable y por qué?

El problema de inicio es que los partidos políticos en México se acuerdan de la cultura en tiempos de campaña, pero de cualquier forma, salvo las comunidades artísticas y culturales, el grueso de los ciudadanos no selecciona a su futuro Presidente por sus propuestas culturales, asegura la ensayista e investigadora Lucina Jiménez.

"Casi nadie las conoce. Además, muchos millones de mexicanos no están en condiciones de participar de una vida cultural plena", dice.

Así, los partidos políticos, con excepción de Alternativa, no han demostrado a lo largo de sus campañas que la cultura sea una verdadera prioridad para ellos, comenta Lucía Melgar, investigadora del Colmex.

"A medida que se han dado cuenta de que la cultura nos importa a muchos, han ido mejorando sus propuestas y atrayendo a distintos grupos de intelectuales y artistas o apelando a distintos sectores", agrega.

Sin embargo, todas las propuestas adolecen de un grave defecto, suponer que un incremento en gasto implica una mejor política cultural, afirma el filósofo Héctor Zagal.

"Creo que es hora de que intelectuales y políticos hagamos un examen de conciencia: no basta con gastar para generar cultura. Invertir más dinero en cultura no garantiza nada. Deben existir mecanismos para evaluar la eficiencia del gasto cultural", expone.

De esta forma, cada candidato tiene sus clientelas y busca a su manera ampliar el mercado de votantes, señala Cuauhtémoc Velasco, investigador del INAH.

"Madrazo busca mostrarse abierto y quiere convencer de que su interés por la cultura es mayor a sus ambiciones políticas. Calderón trata de ganar a los actores regionales haciéndolos partícipes de las decisiones del sector, y a los empresarios, mostrando que puede administrarse mejor la cultura para que no cueste tanto", detalla Velasco.

"Campa se preocupa por su supuesta clientela del magisterio llamando a mejorar el sistema educativo, pero luego parece preocupado por llamar la atención de un público más amplio con propuestas extraviadas: que la política cultural no sea dependiente de la educativa; que las instituciones culturales aumenten su proporción de recursos autogenerados, etcétera. Mercado lucha por capturar la atención de los núcleos de resistencia con una identidad basada en demandas culturales, especialmente los grupos surgidos en oposición a la globalización. Y López Obrador busca aprovechar la histórica alianza de la izquierda con los intelectuales para armar un proyecto incluyente donde el sujeto principal siga siendo el Estado".

¿A quiénes van dirigidas las propuestas?, se pregunta el escritor Heriberto Yépez.

A falta de metodologías específicas para dar realidad a su retórica rica en retrogradez, las propuestas culturales de los candidatos están dirigidas a los ingenuos, opina Yépez, ¿a quiénes olvidan? A los seres pensantes. ¿A quiénes benefician? A los bromistas.

"Las propuestas se construyen a partir de los creadores de la cultura o, lo que es peor, a partir de los burócratas y políticos, y no de sus destinatarios", expresa Zagal.

"De nuevo, el público, el consumidor de cultura es el gran olvidado".

México tiene que empezar a mirar más allá de los límites de un sistema político que obliga a su población a reinventarse cada seis años, a fin de diseñar políticas culturales de Estado que trasciendan personalidades, banderas partidarias e incluso gobiernos, afirma Jiménez.

"Es una condición para no quedarnos rezagados en un mundo donde la cultura es vista como recurso y sector emergente, pero donde la diversidad y la democracia son los retos por enfrentar", comenta.

De cualquier forma, más allá de lo que los programas de los cinco partidos dicen respecto a la cultura, habría que preguntarse con quién están las personas del mundo de la cultura, dice la antropóloga Marta Lamas.

"En ese sentido, la propuesta que cuenta con el respaldo más apabullante es la del PRD. Escritores, artistas, músicos, poetas, dramaturgos, cineastas, críticos de la cultura, promotores culturales, la crema y nata de la cultura en México se reunió recientemente con López Obrador, y de las 13 personas que hablaron ahí, ninguna es integrante del PRD", explica.

¿En qué consisten las distintas propuestas culturales de los candidatos a la Presidencia de México?, ¿en qué coinciden y en qué difieren?

Cuauhtémoc Velasco: El mejor planteamiento general de los problemas es el de Alternativa y sorprendentemente la más pobre es la de Nueva Alianza, a pesar de ser un partido que dice tener base magisterial.

La propuesta de Patricia Mercado contiene un concepto de cultura integral, que luego se traduce en propuestas específicas donde se mencionan los puntos más importantes para una política cultural del Gobierno federal.

Las propuestas de los partidos "grandes" caen en el garlito de impulsar el "derecho a la cultura", mismo que es resultado de un error conceptual acerca de la "cultura" y del desconocimiento de las discusiones al respecto en el ámbito internacional (algo particularmente notable en la propuesta de Calderón).

Cabe desde luego destacar algunas particularidades. Madrazo ofrece un listado de aspectos a tratar que parece una recopilación incoherente de puntos recogidos en la campaña o en una encuesta. En un desglose más reciente, convierte el tema de los derechos de autor y la piratería en el centro de su política cultural, subrayando el talante rígido y represivo que podría llegar a tener su Gobierno.

Calderón muestra una inclinación a pensar la cultura como un asunto de dinero y administración, sea porque cree que los problemas de los artistas se solucionan con un aumento de becas, apoyos y mecenazgos, sea porque piensa promover la "descentralización de la gestión cultural" o porque pretende vincular la "oferta y la demanda de los bienes culturales" a través del impulso del turismo extranjero y el fomento de las "industrias culturales".

López Obrador hace una serie de propuestas que en su conjunto hacen sentido con la idea de considerar a la cultura como "parte del bienestar" del pueblo; varias de ellas son discutibles, pero creo que ofrecen una plataforma que se puede enriquecer para definir una política cultural del próximo Gobierno.

Héctor Zagal: Hay una idea de Patricia Mercado que me atrae bastante, a saber su prevención contra la expropiación de la cultura por grupos y cofradías: "... una política de Estado para la cultura crea confianza y certidumbre en un rumbo determinado. Porque éste no se define ni a través de una junta de notables ni en un círculo cerrado de privilegiados. Una política de Estado para la cultura se construye a través de un proceso de interacción entre ciudadanos libres, en deliberación con artistas y expertos, políticos y empresarios, asociaciones civiles, universidades y centros de investigación".

Es esencial que la vida cultural y científica del País sea un verdadero patrimonio ciudadano, esto es, que no se convierta en el coto de grupos o instituciones. Mercado lo ve con claridad.

La propuesta del PRD es particularmente débil en este rubro. Parece que la voz la tienen entidades...

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