100 Objetos: El Juego del Inventario

AutorJosé Wolffer

REFORMA/Enviado

GUANAJUATO. - Quizá el mayor ejercicio crítico requerido por la presentación de 100 objetos para representar el mundo de Greenaway/Boddeke/Barriere en el actual Cervantino no haya sido el análisis de la obra en cuestión sino el de limpiarse la cabeza: de todo el revuelo mediático generado por la presencia del cineasta en México, de títulos presuntuosos como el de su conferencia del sábado ("La ópera en el nuevo milenio "), de las expectativas que genera un afamado hombre de cine al aventurarse en el terreno operístico. . .

Greenaway y compañía podrían haberse ahorrado un buen porcentaje de los reproches dirigidos en su contra si no le hubieran llamado "ópera "a esta obra. Tal vez se sintieron tentados a hacerlo, no obstante los múltiples argumentos que pueden esgrimir en su defensa (el más básico: "ópera "significa "obra "en su origen, nada más), pero hicieron bien en insistir: a ninguno de los géneros tradicionales le cae mal una buena sacudida, y si hay uno que necesita sacudida y media o incluso un terremoto (mejor: varios, con distintos epicentros), ése es la ópera.

Si acude a ver esta ópera de utilería (inglés original: prop-opera )pensando en Mozart, Puccini o incluso Ligeti, o en películas como El cocinero y La panza , saldrá decepcionado. No hay un relato, una "historia "propiamente. O más bien sí la hay, pero es la historia del ser humano en la Tierra según Greenaway (blanca, occidental, masculina, como ha señalado Boddeke), una visión pesimista amparada en el artificio (la ópera está llena de ellos, ¿por qué no éste?)de un misántropo que "educa " al objeto número 2 de la lista, "Adán y Eva ", desde su concepción hasta su ocaso.

Pero concedamos de entrada que nos basta la confluencia de presencia escénica y confección sonora para llamarla "ópera ".

Y tomemos partido: la obra sí recompensa al asistente desprejuiciado, a aquel que aprecia los juegos de asociación y comentario parentético de los cuales Greenaway es un virtuoso. La declaración de intención que aparece con "el catálogo "(objeto número 6)resume el espíritu de la empresa: el plástico y el metal de un bolígrafo representan todos los plásticos, "desde un dispositivo intrauterino hasta un tambo de inmundicias ", y todos los metales, "desde una aguja hasta un barco de guerra ".

Reparemos en momentos memorables: la "tinta "(número 83)"puede ser considerada la segunda sangre del mundo, igual de prescindible "; las imágenes de la Dietrich, la Woolf y la Hayworth...

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