1917-2017

AutorDiego Valadés

El 1 de diciembre de 1916, quedó instalado el Congreso Constituyente. 219 diputados, entre ellos 61 abogados, se reunían en un país con una economía quebrantada, una sociedad fracturada y un territorio invadido.

Un decreto de Venustiano Carranza, del 14 de septiembre de 1916, excluía de ese Congreso a quienes "hubieren ayudado con las armas o sirviendo empleos públicos a los gobiernos o facciones hostiles a la causa constitucionalista". Por ende, huertistas, villistas y zapatistas quedaban fuera. Unos días más tarde, el 19, fue emitida la convocatoria formal indicando fechas y procedimientos para la elección de los diputados. Allí se determinó que el Congreso sesionaría durante un máximo de dos meses contados a partir del 1 de diciembre. El lugar seleccionado fue el Teatro Iturbide, inaugurado con ese nombre en 1852 siendo presidente de la República Mariano Arista, antiguo oficial iturbidista.

Visto a la distancia de 100 años, el esfuerzo llevado a cabo en Querétaro no puede menos que considerarse heroico. Con alrededor de 14 millones de habitantes, el México de la Revolución acreditó una indomeñable voluntad para superar las adversidades. La economía se vio afectada por la guerra. Con altibajos, la producción petrolera, minera y henequenera continuó generando divisas; en lo posible se mantuvieron la agricultura y la ganadería, y la rehabilitación de las vías férreas mostró la asombrosa capacidad de los ingenieros mexicanos. Por otra parte, las tropas norteamericanas del general J. J. Pershing, quien sería uno de los más brillantes militares americanos del siglo, y entre las que figuraba G. Patton, mantuvieron invadida una parte del territorio nacional del 15 de marzo de 1916 al 5 de febrero de 1917, o sea durante el periodo electoral y constituyente. En seis vertiginosos años, el país había vivido la Revolución y el derrocamiento de la dictadura porfirista, la elección democrática del presidente Francisco I. Madreo, el golpe militar huertista, la guerra civil y la ocupación militar extranjera.

En el periodo preconstituyente es clave el Plan de Guadalupe de marzo de 1913, que legitimó la Revolución constitucionalista. El movimiento se llamó así no porque tuviera como objetivo una nueva Constitución, sino porque se proponía el restablecimiento de la adoptada en 1857, que incluía una disposición muy original, el artículo 128, actual 136, según el cual:

Esta Constitución no perderá su fuerza y vigor, aun cuando por alguna rebelión se interrumpa su observancia. En caso de que por un trastorno público se establezca un gobierno contrario a los principios que ella sanciona, tan luego como el pueblo recobre su libertad, se restablecerá su observancia, y con arreglo a ella y a las leyes que en su virtud se hubieren expedido, serán juzgados, así los que hubieren figurado en el gobierno emanado de la rebelión, como los hubieren cooperado a ésta.

El movimiento carrancista tuvo fundamento constitucional, pues Victoriano Huerta, una parte del Congreso, la Judicatura y el Ejército habían quebrantado la Constitución y el pueblo estaba legitimado para combatir en pro de su restablecimiento. En el curso de la Revolución constitucionalista sobrevino la...

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