Navegar valenciano

AutorAnaline Cedillo

VALENCIA, España.- Los campos de arroz están recién sembrados. A cada tanto se escuchan disparos de escopetas, grabados y reproducidos a través de cañones acústicos, que buscan mantener a las aves lejos de los cultivos. Por las aguas calmas del Lago de la Albufera, a tan sólo media hora en auto de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, navegamos al atardecer a bordo de un albuferenc, embarcación de vela típica de la zona, cazando postales de naturaleza.

En el horizonte, la albufera -del árabe al-buhayra, que significa marecito- parece fundirse con el Mediterráneo, sin embargo están separados por un cordón de arena firme. Con sus poco más de 21 mil hectáreas de extensión, no sólo es el lago más grande de España sino un observatorio único de aves residentes y migratorias de las cuales se han registrado unas 350 especies.

Vemos varias garzas, patos y gaviotas. El guía de la expedición va preparado con un catálogo para identificar las especies y binoculares que facilitan la experiencia a los "pajareros" principiantes.

Por su biodiversidad, en 1986 esta zona fue declarada Parque Natural por la Generalidad Valenciana; en 1990 fue incorporada a la Lista de Zonas Húmedas de Importancia Internacional Conferencia Ramsar y en 1994 declarada Zona de Especial Protección para Aves.

A la orilla del lago hay algunas barracas. En estas casas tradicionales habitan los pescadores y agricultores de la Valencia rural, por lo que también es común verlas entra las huertas de naranjas que hay alrededor de la ciudad. Se caracterizan por sus techos a dos aguas, ventanas pequeñas y poca altura.

Una vez que se esconde el sol, cuando el color de las aguas ha pasado de anaranjado a un azul profundo y a lo lejos brillan las luces de la ciudad, emprendemos el regreso al embarcadero situado en El Palmar, punto de inicio y final de los recorridos en barca.

Esta comunidad junto al lago es muy popular para los valencianos, a quienes les gusta ir a pasear por el lago los domingos y comer paella.

El Palmar incluso fue inmortalizado por el escritor valenciano Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928) en su novela Cañas y barro (1902), que narra la historia de una familia de pescadores convertidos en arroceros.

No faltamos a la costumbre y rematamos el paseo en el Restaurante Mateu, donde la paella se prepara con arroz...

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