Las 7 vidas de los gatos de Palacio

AutorJorge Ricardo

No es insensato creer que los gatos viven en Palacio Nacional desde la época del emperador Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota. Fernando del Paso propagó la versión en Noticias del Imperio.

Ahí relata que Carlota no comía nada sin que un gato probara antes los alimentos. "No puedo imaginar cómo me las hubiera arreglado sin la Señora Kuchacsévich y sin el gato, que probaban toda mi comida antes que yo", dice en la novela.

Algunos llegan a pensar que los gatos tienen 155 años, pero es claro que no es así, aunque no se sabe si serán su descendencia. Lo que es un acuerdo entre trabajadores es que la actual camada de felinos procede del sexenio de Ernesto Zedillo. Es posible que ya estuvieran antes, dicen, pero fue con Zedillo y su esposa, Nilda Patricia, con quienes recibieron más atención. Comida, agua, desparasitaciones. A cambio, los gatos controlaron a las ratas.

Tiene sentido: Zedillo, uno de los Presidentes más tacaños en la historia, que usaba relojes de plástico, hacía su propia cama e invitaba a comer a condición de que el convidado pagara, habría consentido a los gatos para ahorrarse el raticida.

Veinte años después, llegó a Palacio otro Presidente obsesionado con la austeridad republicana y juarista. Así, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha cancelado lo mismo la compra de medicamentos que los viajes de los científicos. Su Gobierno no ha metido más gatos a Palacio, pero quienes cuidaron a los 19 que viven entre los jardines por donde se paseó Carlota, aseguran que planeaba sacrificarlos pensando en ahorrarse algunos pesos.

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Carmen Hernández tiene la licenciatura en Economía en la UNAM y estudios de doctorado en la Universidad de California. Entre 2014 y 2016 fue subdirectora de la Unidad de Comunicación Social de la Secretaría de Hacienda. En su hora de comida, acompañaba a su jefa, Hilda Ramírez, egresada del CIDE, a recorrer el Jardín de la Emperatriz alimentando a los gatos.

Desde entonces los rumores decían que eran de la época de Carlota o Zedillo. Lo cierto es que cada año aumentaban. La mayoría había nacido ahí, pero otros habían sido abandonados por los visitantes. Hilda Ramírez incluso adoptó a "Tiburón", que dejaron en 2015. Ambas dejaron de trabajar en 2016. Hoy están en la iniciativa privada, pero Carmen siguió yendo cada semana a darles de comer.

Ella sabe de memoria el nombre de los 19 y de media docena de los que han muerto de 2014 a la fecha. Sabe que "Kira" es amarilla, atigrada y tímida porque...

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