Abandonan hacienda donde murió Zapata

AutorJorge Ricardo

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AYALA, MORELOS.- "Pues a mí, en Chinameca, me toca bailar con la más fea", dice el ex campesino Arnoldo Galván. Y la más fea es la rabia de quienes visitan el Museo de Sitio de la Hacienda donde Emiliano Zapata fue asesinado, y lo encuentran olvidado.

Después de vender sus tierras para irse de ilegal a Estados Unidos, de volver seis años después y ver cómo sus hijos se iban, en 2001, Arnoldo Galván buscó otra vez acomodo en el campo. Le fue mal y desde hace medio año y gracias a sus contactos con el municipio es el cuidador del museo del héroe que perdió su vida por la tierra y los campesinos.

Pero cuidar es decir mucho. Los visitantes le dicen que ya mejor queme esas "porquerías": vitrinas que en lugar de vidrio tienen plástico, recortes de periódicos sobre el levantamiento zapatista -el de 1910- pegados en pizarrones, fotos rotas de Pancho Villa y Zapata en blanco y negro o color sepia, una copia del Plan de San Luis, mapas en cartulinas sucias o explicaciones en papel cascarón pegado con cinta canela.

Sobre la foto del general Pablo González, agarrados de un foco, los pájaros hicieron su nido, sobre el autor intelectual del asesinato del Caudillo del Sur, mientras las paredes húmedas dejan caer pedazos de pintura beige.

La Hacienda de Chinameca, construida en 1906, también fue el lugar de la primera batalla de Emiliano Zapata. En 1911 era próspera y su administrador, un español apellidado Carriles, le habría lanzado un reto: "que ya que usted es tan valiente y tan hombre, tiene para usted miles de balas y las suficientes carabinas para recibirlos como se merecen". En esa primera vez, Zapata descargó contra el inmueble toda su furia.

Ocho años después, la mañana del 10 de abril de 1919, Zapata, asfixiado por Venustiano Carranza y obsesionado por concertar alianza, rondaba la hacienda pero desconfiaba de que el general Jesús Guajardo le fuera a entregar los 12 mil cartuchos que le había prometido. Más todavía, de que fuera a unírsele en su lucha. A las 13:45 horas decidió entrar con unos diez hombres y fue recibido por dos descargas de balazos cuyas marcas todavía pueden verse en el arco de la entrada. Una estatua muestra cómo Zapata intentó dar vuelta. "No lo esperaba la victoria sino el desenlace", escribió Enrique Krauze.

Por 91 años la hacienda quedó sin dueño. Hasta que en marzo pasado el gobierno de Morelos decretó la expropiación de los 27 mil 311 metros cuadrados y ha prometido indemnizar a quien acredite ser el...

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