Diario de Abordo / Los tesoros perdidos de Mesopotamia

AutorGermán Carrasco

Redacción: Carla Guerrero

El Museo de Bagdad en Iraq fue saqueado. En los últimos días de la guerra se robaron miles de objetos clave para trazar el mapa del desarrollo de la humanidad en lo que fue la cuna de la civilización. Luego de meses de abandono, el asolado museo es emblemático del Iraq de la posguerra.

Más de 10 mil objetos siguen desaparecidos del museo, entre ellos unas 30 piezas elementales, como la estatua de Basitik.

Alrededor de 3 mil 400 artículos del museo se han recobrado, algunos hallados en sitios cercanos como Jordania o tan lejanos como Gran Bretaña, Estados Unidos e Italia.

Ya he escrito en otras ocasiones que Iraq fue la antigua Mesopotamia, fundada entre los ríos Tigris y Eufrates. Fue aquí donde se estableció la legendaria Babilonia, de la cual aún yacen sus ruinas diseminadas por el desierto de lo que fue el imperio de Hammurabi y Nabucodonosor.

En el Museo de Bagdad había artefactos de los sumerios, acadios y babilonios, los reinos de la antigua Mesopotamia, que fueron los primeros en desarrollar un lenguaje escrito, estudiar las estrellas y las leyes judiciales.

Además del factor humano, el arte y la cultura fueron las principales víctimas de la guerra liderada por Estados Unidos que derrocó a Saddam Hussein en abril y que parece aún no terminar.

Cuando en 1978 estaba construyendo junto con 10 tripulantes la balsa de la Tigris en Iraq para una expedición náutica, tuvimos la oportunidad de conocer al mismo Saddam Hussein. En aquel entonces, Iraq estaba regida por un triunvirato a cargo del ministro de relaciones exteriores, el ministro de la información y el ministro de las fuerzas armadas, que era Hussein.

Lo recuerdo como un ser encantador, amable y siempre al tanto de nuestras peticiones. Uno de sus hijos, ahora ya muerto, nos llevó una noche al Museo de Bagdad donde fotografiamos cada una de las piezas que había en las vitrinas.

Entre las principales obras, había un sello cilíndrico sumerio, precursor de la imprenta, que data del tercer milenio a.C., la escultura de Gudea, de 2 mil 200 años a.C., una cabeza de oro puro; el casco de oro de Meskalamdug, de 3 mil años a.C., así como esculturas y bajorrelieves de piedra, cerámica y marfil de los siglos 12 al 7 a.C.

Hoy día, imagino las galerías del museo desiertas y oscuras, las escaleras de mármol hechas pedazos por los saqueadores, y los gabinetes de exhibición vacíos y llenos de polvo.

Sé que algunas de las antigüedades se han recuperado, muchas ilesas; otras...

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