Abre Corea del Norte sus puertas al turismo

AutorÁngel Villarino

Corresponsal

BANGKOK.- Pasarse las horas con una escolta de comisarios políticos, visitando durante el día monumentos de un delirante líder comunista y encerrado por las noches en un lúgubre hotel, no parece muy divertido.

Si además no puede expresar libremente su opinión, la comida deja mucho que desear y el boleto de avión es el más caro del planeta, resulta increíble que alguien esté dispuesto a pasar sus vacaciones así.

Sin embargo hay una lista de espera. Quizá porque, tras medio siglo de aislamiento total, empieza a ser relativamente sencillo visitar el país más cerrado del mundo y el único donde aún existe un régimen socialista puro.

Corea del Norte, que hasta hace pocos años contaba por cientos el número de turistas, ha empezado a abrir la mano hacia Occidente.

En lo que va de 2007, más de 2 mil europeos y americanos han visitado Pyongyang, la capital de este país asiático.

El régimen de Kim Jong Il ha creado una página web para promocionar el turismo, e incluso guías de viaje como "Lonely Planet" le han dedicado algunas páginas en las que se califica al país como el destino turístico más bizarro del mundo.

"Me imaginaba que visitar un país comunista que aún no había colapsado era algo fascinante. Afortunadamente no quedan muchos Estados totalitarios en pie, así que cuando me dijeron que estaban dando permisos para ir a Corea del Norte empecé a informarme", explicó a REFORMA Ari Sharp, estudiante de Melbourne (Australia).

"Los guías eran amables. Estaban ahí para vigilarnos y creemos que escribían informes sobre todo lo que hacíamos o decíamos. Pienso que se vigilaban entre ellos también, aunque no tengo pruebas", dijo el australiano, recien graduado en Ciencias Políticas.

Ari, como otros turistas que han estado en el país asiático, volvió conmocionado por la falta de libertades civiles y los contrasentidos del régimen más totalitario del mundo.

"Me impresionó que todo el mundo utilizaba los pasos subterráneos para cruzar carreteras completamente vacías. A pesar de que no había casi tráfico, la gente bajaba y subía trabajosamente las escaleras", relató.

Otros viajeros, como el inglés Terry Boo, notaron que hay autopistas de hasta cuatro carriles por las que no circula ni un sólo automóvil.

"Es increíble. No hay coches, pero hay cientos de trabajadores barriendo las autopistas vacías. Cuando preguntamos por esto al guía nos explicó que caben hasta tres carros de combate y que permiten defender el país inmediatamente de cualquier...

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