Abre vía al Nobel

AutorIsrael Sánchez

El Premio Nobel de Física de este año, concedido, por un lado, a Andrea Ghez y Reinhard Genzel por la detección de un agujero negro al centro de la Vía Láctea, guarda un histórico e inadvertido vínculo con México.

En específico, con el físico y doctor en astronomía Luis Felipe Rodríguez (Mérida, 1948), considerado el iniciador de la radioastronomía en el País, quien a finales de los 70 fue el primer científico en medir la masa de aquel exótico fenómeno cósmico en la región de Sagitario A*, en una época en que la idea de un agujero negro resultaba aún controversial.

El investigador del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica (IRyA) de la UNAM, del cual fue fundador y primer director, relata en entrevista que se trató del trabajo de su tesis doctoral en la Universidad de Harvard, titulada Observaciones de las líneas de recombinación de radio del gas ionizado en el centro galáctico.

Para esto, explica, estudió muchas regiones ionizadas del espacio; áreas en las que el hidrógeno está a temperaturas tan altas que emite lo que los científicos llaman líneas -o rayas- espectrales.

En el centro de nuestra galaxia, alrededor de una fuente extraña que ya había sido descubierta en 1974 -mas aún no nombrada ni aceptada como agujero negro- existía una nube de este gas ionizado. Ahí dirigió la mirada y los esfuerzos el astrónomo mexicano.

"Yo me puse a estudiarla y encontré inmediatamente que estas rayas espectrales eran muy distintas de las que venían de las regiones 'normales' del resto de la galaxia", cuenta Rodríguez, acerca de aquellas líneas anchas que indicaban mucho movimiento, ya sea rotación o expansión.

"En este caso concluimos que se trataba de rotación, y que para que ese gas no se escapara -en el espacio las cosas flotan y tienden a disgregarse- hacía falta un cuerpo muy masivo que lo jalara gravitacionalmente y lo mantuviera en órbita. Calculamos que la masa necesaria era de 5 millones de veces la masa del Sol; una masa enorme".

Aquellas líneas espectrales emitidas por el gas ionizado que permitieron hacer la medición de esta "masa puntual" -como se referían a ella entonces para no utilizar el polémico término de hoyo negro- fueron observadas a través de ondas de radio desde un radioteles-copio en el Observatorio Haystack.

Recuerda que pasó mucho tiempo ahí. Manejaba por hora y media desde Harvard para llegar e incluso ahí se quedaba a dormir.

"(El radiotelescopio) tenía los receptores que podían ser sintonizados a distintas frecuencias...

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