Abundan sonrisas en hielopista

AutorDalila Sarabia

A pesar de las caídas, las sonrisas abundan en la pista de hielo de la CDMX.

En las taquillas, para ingresar, para pedir los patines y para saltar a la hielopista hay filas, pero el ánimo de chicos y grandes que ansiosos esperan aventarse del tobogán de 9 metros o patinar en la pista de más de 3 mil 200 metros cuadrados, no se ve mermado por nada.

"Me caigo, me caigo", alcanza a gritar Andrea, de 17 años, antes de caer en la fría superficie para luego levantarse en unos segundos.

Aunque a su rescate arribó un becario del Instituto de la Juventud local (Injuve), la joven le agradeció y continuó patinando.

En la pista, colocada cerca del Monumento a la Revolución, niños y adultos se aferran a los barandales para evitar caerse.

En la atracción que suma 11 años y que por primera vez no está en el Zócalo, la diversión es para todos, incluidas las personas en sillas de ruedas, como Evelyn, de 28 años, quien llegó con su madre.

La joven arribó desde Coacalco, en el Estado de México, con su madre, María de Jesús Ortega, y su demás familia.

Y mientras María mostraba el perfecto manejo que tenía de los patines, un chico del Injuve se dedicó a pasear en su silla de ruedas a Evelyn, quien padece parálisis cerebral.

"Es formidable, la atención para las personas con discapacidad es muy buena.

"Ahorita tuve la oportunidad de que el joven anduviera paseando a la niña mientras yo me andaba divirtiendo", comenta María.

La visita a la hielopista...

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