Acomoda a radicales la derecha española

AutorMauricio Hernández Cervantes

MADRID.- La imagen de Santiago Abascal, el líder del partido ultraderechista Vox, en 2015, parece hoy increíble.

En su cuenta de Twitter, y con apenas un puñado de curiosos cerca, denunciaba la corrupción política y su descontento con el Gobierno de Mariano Rajoy.

En ese entonces, la formación parecía un poder minúsculo, nostálgico del pasado franquista y con un discurso muy distinto al de sus símiles europeos: antimigrante, antiabortista, y ultranacionalista.

Sin embargo, a poco más de tres años de aquel momento que apenas tuvo eco en las redes sociales, el nuevo partido se engrandeció en un abarrotado mitin en el madrileño Palacio de Vistalegre.

Dos meses después de ese inesperado fenómeno, la formación ultraderechista pasó de la clandestinidad al poder y la hegemonía del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en Andalucía terminó después de 36 años.

Con 12 diputados, se ha unido en un histórico pacto con el Partido Popular (PP) y Ciudadanos (C's) para hacerse del control del Parlamento andaluz.

Una vez representado, la extrema derecha promete ser el calvario del Ejecutivo de Pedro Sánchez y amenazar su continuidad en la Moncloa.

El líder del Partido Popular (PP), Pablo Casado, no dejó lugar a dudas sobre estas intenciones y aseguró que el objetivo del pacto es presionar para que se convoquen nuevas elecciones generales.

Irónicamente, el líder de Vox formó parte del PP hasta 2013, hasta que consideró que Rajoy, el entonces Presidente, había traicionado su ideario político. Ahora, Casado es el político más empático con el...

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