Acosta Chaparro: una historia de impunidad

AutorDaniel Moreno

ACAPULCO.- Guayabera blanca, sombrero de fieltro, pistola calibre 45 con cachas de plata en la cintura y algo encorvado por la edad, Rubén Figueroa Figueroa estaba a sólo unas semanas de terminar su sexenio como Gobernador de Guerrero, cuando le tocó encabezar el día de la bandera.

Rudo, mal hablado, acostumbrado a dar órdenes, no aceptaba fácilmente un error y menos aún, la posibilidad de tener miedo o sufrir una derrota.

Sin embargo, ese día lanzó una frase inusual: "Fallé en los cuerpos policiacos", dijo escuetamente, en el mensaje de aquel 24 de febrero.

Figueroa Figueroa, Gobernador en 1975 y 1981 de Guerrero, explicó más adelante a qué se había referido en su mensaje.

Abordo de "El camionero", un autobús que utilizó para su transporte desde su campaña electoral, acondicionado con todas las comodidades de la época y con un trío de músicos como pasajeros casi permanentes, contó a sus acompañantes que "mi hijo Rubén me endilgó a tres cabrones: Alejandro Carrillo Arenas, Luis Nogeda y Arturo Acosta Chaparro".

Y este último, peor aún, "era un perro de caza, que se había vuelto contra su amo", confesó Figueroa, según recuerda uno de los tripulantes de ese vehículo y quien había sido funcionario público en esa Administración.

Alejandro Carrillo, después Secretario de Estado con Miguel de la Madrid, fue el responsable del Fideicomiso Acapulco y la remodelación de la costera, y Luis Nogeda fue titular del Fideicomiso Bahía de Zihuatanejo.

Pero Mario Arturo Acosta Chaparro había sido el jefe de todas las policías estatales y desde ahí, sin que Figueroa Figueroa lo hubiera detenido, se involucró en actividades delictivas, según una investigación realizada por la Policía Judicial del Estado, apenas terminado ese sexenio.

Una red que sobrevivió más allá del Gobierno del bronco Mandatario y que estuvo involucrada en robo de automóviles, secuestros, administración de centros nocturnos y, paulatinamente, en el narcotráfico.

Al rescate del Gobernador

Egresado de la Escuela de las Américas en Estados Unidos, aunque con pobre formación académica y bajo nivel cultural, Acosta Chaparro -con el también militar Jorge Gustavo Grajales- llegó a Guerrero en 1974 a cargo de un grupo militar dedicado al combate a la guerrilla y con la misión específica de liberar al propio Figueroa Figueroa, secuestrado por la guerrilla de Lucio Cabañas.

Acosta Chaparro y la familia Figueroa tenía ya vínculos desde antes, porque el hijo de aquel Gobernador, también llamado Rubén...

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