Adiós ,.,latas... hola granjas

AutorNayeli Estrada

Nuestros tenedores se alejaron de las granjas hace relativamente poco. Según el investigador Anthony Winston fue a finales del siglo 19 debido al desarrollo tecnológico, la mercadotecnia y el establecimiento de vías y medios de transporte.

En este escenario, la competencia por liderar una naciente industria de comida procesada desató un ímpetu de inversiones millonarias, enfocadas en reducir costos e incrementar beneficios.

La mercadotecnia hizo bien su tarea: normalizó la idea de comer productos súper procesados, agrega el autor. Pero hoy estamos, poco a poco, de vuelta a la granja y lo natural.

Subversión sustentable

Pero la contracorriente que cuestionó los caminos cortos, las soluciones fáciles y las comidas enlatadas no tardó en llegar.

El economista y catedrático J. Heckman reconoce como pionero de la agricultura orgánica al inglés Sir Albert Howard, quien profundizó en investigaciones sobre el suelo y sus nutrientes entre 1920 y 1930, en India.

En torno a la fertilidad del suelo, Howard se centró en la composta y enfatizó la forma en que la nutrición de la tierra está directamente relacionada con la salud de las cosechas, el ganado y los humanos, asevera Heckman, ganador del Premio Nobel de Economía en 2000.

Según el texto "Sexo, drogas y agricultura sustentable", publicado por The New York Times, la generación impulsora de la contracultura estadounidense (años 60), fue la primera en oponerse al consumo de ultra procesados.

Planteaban, entre otras cosas, la importancia de la agricultura y los alimentos "limpios" y orgánicos. Desde entonces, la famosa cocinera norteamericana Alice Waters, parte activa del movimiento, creía que podía cambiar el mundo.

Y así fue. En 1971, Waters abrió Chez Pannise, restaurante que fungió como lienzo para plasmar sus ideas y tomar acciones desde la cocina. Escritoras como Miriam Morgan, Mariane Burros y Katia Hetter consideran a este proyecto punto de partida para el movimiento Farm to Table.

La filosofía "de la granja a la mesa" es, en esencia, una forma de comer que integra a toda una comunidad y busca mejorar su medio ambiente y calidad de vida.

"Compras a las personas correctas para apoyar a las redes de granjeros y comerciantes que se preocupan por la tierra y lo que ponen en la comida. Si no preservamos los recursos naturales, no tendremos una sociedad sustentable", afirma Waters.

En un mundo en franco desequilibro económico, social y ambiental, los cuestionamientos de la contracultura de los 60...

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