Un adiós al pueblo para sobrevivir

AutorMarcela Turati

REFORMA/ Enviada

OTEAPAN.- Algo pasa en el sur de Veracruz. Las fiestas decembrinas duran menos. Los hombres que habitan este lugar tropical han cambiado sus shorts y huaraches por botas de imitación de piel, cinturones de hebillas anchas y camisas de manga larga. Se ha vuelto costumbre que los jóvenes desesperados por el desempleo vayan al desierto a pedir trabajo en alguna maquiladora.

"Escuchen todos los desempleados: esta noche sale un camión para los que quieren trabajar en Ciudad Juárez...", se oye desde el 1 de enero en los altavoces de Oteapan, municipio vecino a la ciudad de Minatitlán. Anuncios como éste han tenido eco en unas siete mil personas.

El primer domingo del año se observa un peculiar fenómeno migratorio en el sur de Veracruz.

Desde la madrugada salen de sus casas de adobe o ladrillo familias enteras con bultos de equipaje y se paran a lo largo del camino que desemboca en la desviación hacia Acayucan. Ahí esperan que pase uno de los camiones que vienen de Ciudad Juárez y que se llevarán de vuelta a uno, dos, tres parientes. Si no es que a la familia entera.

Ese día se movilizan los camiones de pasajeros que llegaron desde el 20 de diciembre, estacionados en varias hileras. Tan sólo alrededor del Ayuntamiento hay seis vehículos, con más de 40 lugares cada uno. A diez calles a la redonda se pueden contar hasta 20.

Es un viaje que durará al menos 30 horas.

¿Por qué viajan tan lejos los veracruzanos?

"Aquí no hay trabajo", dice a bordo del camión Jacqueline Santiago, de 23 años, quien modifica sus rasgos indígenas con el pronunciado delineador negro que bordea sus ojos. Desde hace dos años hace arneses para autos en una maquiladora de firma extranjera.

"Hay un desempleo tremendo", coincide Cresencio Antonio Vázquez, de oficio tortillero, quien desde el camino se despide -junto con sus hijos, su esposa y sus hermanas- de su primogénito Margarito Antonio Francisco.

"Allá nos dan trabajo, comida, transporte y no te piden estudios. Aquí tienes que pagar todo eso y no puedes ahorrar nada", asegura Elidia Alfonso Vidal, empacadora de dulces de 23 años, quien viaja con sus tres hermanos pero deja en Veracruz a su hijo, sus papás y sus dos hermanas menores.

Según el jesuita Alejandro Guerrero -quien vivió en Chinameca, el municipio vecino de Oteapan- se estima que tan sólo de este poblado se han ido cerca de siete mil personas a trabajar a otro lugar.

Esther Luría, quien ha sido lideresa del Frente Popular del Sureste de Veracruz...

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