Administración de Tecnología / Invertirle a un profesor

AutorEnrique Canales

La falta de empleo, no tan sólo se debe a los avatares de la macroeconomía y su relación entre los países, también se debe a que son pocas las empresas que han podido resistir la crisis sin despidos, porque tienen procesos y productos de buen valor y mucho cerebro. La mayoría de nuestras empresas se encuentra a un nivel pre-profesional, lo cual quiere decir que si un profesional de la materia mete las manos en algunos procesos de esa empresa, de seguro va a lograr mejoras sustanciales.

Pero el pelearse con un nivel tecnológico pre-profesional, lleva a perder la guerra contra competidores que pelean con niveles profesionales en algunas áreas, con niveles avanzados en otras áreas y con niveles de buenas ventajas competitivas en unos frentes de "quehacer" de sus empresas.

Una de las maneras como muchas empresas logran colocarse en algún área del producto o del proceso a nivel de ventaja competitiva es logrando asesorarse con uno o varios profesores universitarios de preferencia con grado doctoral, para recibir el empujón teórico-práctico necesario. Pero esta cooperación requiere mucha cautela.

La idea de vincular al sector educativo con el sector productivo es que la universidad se mantiene en contacto con los problemas reales de las empresas y puede preparar mejor a sus profesores y alumnos, además de complementar el sueldo de sus profesores. En cambio, las empresas cuando se logran vincular con las universidades reciben mejores egresados y puede contar con algunos profesores que entienden su problemática y podrían destrabar sus cuellos de botella productivos.

No me opongo a los intentos institucionales de vinculación empresa-universidad. Pero esos grandes convenios llenos de sanas intenciones que firman los representantes de un sector empresarial con los rectores o centros de vinculación universitaria, producen muy buenos discursos, buenas fotos y muy escasos resultados.

Estas intenciones de vinculación resultan como los grandes planes que hacen los papás de dos prominentes familias que desean volverse compadres y disfrutar de la vinculación de las dos familias. Muy bien, pero hacer planes cupulares, sin que se le permita a las hijas bailar con los muchachos, dejarlos solos unos buenos ratos para que se produzca la liga de íntima amistad no llega a nada. Ahora bien, pretender...

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