Adolfo Aguilar Zinser / Joven

AutorAdolfo Aguilar Zinser

En 1970 me debatía yo entre mis obligados estudios universitarios y mi inaplazable afán por conocer el mundo. Por algún tiempo ganó mi ímpetu expedicionario, el que en 1971 me llevó entre otros sitios a Paquistán y a la India. A principios de diciembre crucé de occidente a oriente la tormentosa frontera del Punjab; fue en la víspera de que estallara una más de las guerras entre India y Paquistán. La ruta que lleva de Lahore al puesto fronterizo de Raxol era entonces una angosta carretera trazada con una elevación por encima de la planicie para librar al camino de las aguas monzónicas que inundan los campos aledaños. El tránsito era lento y desesperante. La delgada cinta asfáltica estaba prácticamente ocupada por tanques y vehículos militares apuntando al este sus cañones y piezas artilladas. Por ambos lados del camino, separadas al centro por la interminable y compacta hilera de vehículos, caminaban pesada y agitadamente dos grandes multitudes. De este a oeste, eran musulmanes que cargados de bultos y vasijas ingresaban ansiosos a Paquistán a guarecerse de los odios étnicos. De oeste a este hacían lo mismo y por los mismos motivos, miles y miles de indios que intentaban, apretando el paso, cruzar la frontera y llegar a la India antes de que estallaran, como era inminente, las hostilidades. Quien haya visto la película Gandhi actuada espléndidamente por Ben Kingsley, recordará una escena muy similar a la que relato, en la que se reencarna la diáspora cruzada de indios y de musulmanes, al ocurrir la partición en 1947. En la película la escena conduce a un intercambio de insultos y amenazas entre unos y otros, que se exacerba hasta convertirse en un sangriento motín, lo que da precisamente pretexto para una guerra. La sensación más persistente durante mi recorrido por Asia fue encontrarme siempre sumergido en multitudes. Hasta la población rural más dispersa de la India estaba ya entonces densamente poblada. En México había en aquellos días tan sólo 48 millones de habitantes y en India 600. En el lapso de 34 años, México ha doblado ya su población, somos ahora 104 millones de habitantes más los millones que se han ido a Estados Unidos. En muy poco tiempo México se transformó de un país rural y bucólico, a un pueblo de grandes multitudes urbanas; en algunos sitios tan densas como aquellas en las que azorado me vi envuelto en India y Paquistán.

El boom demográfico de México del siglo pasado, que se inició en los cincuenta, que llegó a su pico en...

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