Adriana Abascal: Al pie de la letra

AutorEdgardo Reséndiz

Adriana Abascal es una. La que nació en Veracruz, hija de Ramón Abascal y Nieves López Cisneros y que ahora radica en Los Angeles, California, casada con el empresario español Juan Villalonga, y madre de la pequeña Paulina.

Pero, al mismo tiempo, es muchas otras. La Señorita México que obtuvo el cuarto lugar en Miss Universo en 1989, la compañera sentimental de Emilio "El Tigre" Azcárraga Milmo por ocho años, la alta ejecutiva de Televisa, la modelo y, desde ahora, la escritora.

Quizá la mejor manera de describirla sea el título de su primer libro, Una Mujer, Cada Mujer, en el que analiza los arquetipos femeninos desde una perspectiva que busca rendir un homenaje al género, sin pretensiones culteranas, ofreciendo un análisis hecho de mujer a mujer como resultado de un proceso de crecimiento personal.

"Este libro me ha permitido aprender mucho de mí misma, investigar, cultivarme", expresa, vía telefónica, desde su casa en Los Angeles.

"No soy un gurú espiritual, ni una psicóloga, ni una experta de arquetipos, el punto de vista desde el que escribí este libro es el de una mujer más que se enfrenta a la vida de igual forma que todas las mujeres.

"Carl Jung le pone nombre al concepto de los arquetipos, lo descubre. Le pone nombre a algo que de alguna manera yo intuía, pero no sabía. Y yo me estoy acercando a la gente, a las mujeres quizá de la misma manera que a mí me hubiese gustado que me lo contaran, de una manera muy sencilla y desde el punto de vista de una mujer más".

Ciertamente, Adriana no se conformó con ganar un certamen de belleza. Inmediatamente comenzó a estudiar actuación en el centro de capacitación de Televisa, en 1989, pero dos años después terminó trabajando detrás de las cámaras como gerente de producción. En 1993 fue directora de la Vicepresidencia de Telenovelas Históricas y dos años más tarde, productora ejecutiva de la misma.

Su relación personal con Azcárraga, dueño de la empresa, no hizo fáciles las cosas, y ella tuvo que enfrentar los prejuicios: Recuerda que no faltó quien dijera que "le dieron el puesto para que se entretenga".

"¿Sabes una cosa? Eso nunca me ha molestado, pero era lo normal. Yo siempre trato de ponerme en los pies de la persona que te está juzgando y generalmente tienen razón: con la información que tienen -sea correcta o incorrecta-, desde el punto de vista desde el que lo están viendo y con las limitaciones personales que cada quien tiene, al final uno entiende por qué piensan eso.

"Lo que yo...

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