Adriana Fernández / Una gozadera absoluta

AutorAdriana Fernández

El proceso de madurar y cambiar, tiene algo de melancolía. Dejar la zona de confort por algo desconocido, puede ser tan increíble como doloroso. Se sueltan risas y se derraman lágrimas. De este proceso nos habla Toy Story 4.

Hace nueve años, Woody sufrió una pérdida. Bo, la pastorcita, fue regalada a otra persona, puesto que, a Molly, la dueña (y hermana de Andy), ya no le interesaba conservarla.

Pasó el tiempo y como sabemos, ahora Woody tiene una nueva propietaria: Bonnie. La niña está por empezar el kínder y el vaquero decide acompañarla. No sabe que aparecerá un nuevo amigo que les quitará el sueño a todos.

La espera en torno a la cuarta parte ha sido motivo de palpitación y de expectativas. Había cerrado tan maravillosamente la entrega anterior, que parecía imposible lograr un trabajo equivalente. Felicidad: no saldrán decepcionados.

Ahí está el sello de Pixar: una cálida historia, que, al igual que la anterior, deambula por los agridulces parajes de lo que significa el cambio... situaciones con las que todos nos podemos identificar.

Además de los juguetes entrañables que ya conocemos -Woody, Buzz y demás- se suman nuevos y divertidos personajes; todos, tridimensionales e impecablemente...

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