Afecta inseguridad vida estudiantil

AutorBrenda Díaz Alva

Una noche de marzo, la estudiante Gabriela Gavica transitaba por las inmediaciones del Tecnológico de Monterrey, campus Monterrey, cuando se topó frente a frente con un grupo de hombres armados y encapuchados.

"Justo cuando doy vuelta con mi carro en una callecita, quedo frente a un coche negro con luces como de estrobos, con todos los vidrios abajo y tipos encapuchados con armas largas", comparte la alumna de Ciencias de la Comunicación, "no puedo explicar el terror que sentí, sólo pensaba 'esto no me puede estar pasando a mí'".

Ahora, a poco más de un año, Gabriela forma parte de las filas de estudiantes que han empacado sus pertenencias y abandonado el norte de la República para hacer su vida en el Distrito Federal, con la intención de continuar con sus estudios lejos de un ambiente aquejado por la delincuencia organizada y el narcotráfico.

Tan sólo en el campus Monterrey de esta universidad, la matrícula de estudiantes se ha reducido casi en un 15 por ciento, de acuerdo con declaraciones del Rector, Rafael Rangel Sostmann, durante un evento realizado en el Tec a finales de abril de este año.

"Ha de haber bajado de unos 17 mil a unos 14 mil 500 alumnos aproximadamente, hemos perdido unos 2 mil 500, a otros campus principalmente, pero los hemos perdido aquí en Monterrey", señaló, 'nos pegó más que la crisis económica'".

En la Universidad Panamericana (UP) de la Ciudad de México, el número de alumnos originarios de estados como Chihuahua, Coahuila, Sonora, Nuevo León, Tamaulipas, Sinaloa y Durango aumentó en 39 por ciento de 2005 a 2010.

En enero de 2010 de los 750 alumnos de nuevo ingreso que iniciaron clases este año en la Universidad Anáhuac, 105 son foráneos, en su mayoría provenientes de estados del norte de la República Mexicana (Reforma 6 de enero del 2011).

"Cada año ha sido creciente el número de alumnos foráneos que vienen de otros estados de la República a estudiar a la Ciudad de México, y sí percibimos en este último año, en este último semestre y actualmente, una tendencia creciente de más alumnos, sobre todo del norte del País", señaló el Rector, Jesús Quirce.

"Muchas veces, las familias de estos muchachos han manifestado que esta migración obedece a buscar lugares más seguros para vivir y para desarrollarse", añadió el directivo de esta institución académica.

Gabriela Gavica

Gritos, insultos y amenazas fue lo que recibió Gabriela Gavica, alumna del Tecnológico de Monterrey, campus Monterrey, tras toparse con hombres armados en una calle cercana a su universidad. Su reacción inmediata fue no mirarlos, hacerse a un lado y dejarlos pasar.

Al día siguiente, Gabriela despertó con la noticia de que, durante la madrugada, Jorge Antonio Mercado y Javier Francisco Arredondo, ambos estudiantes de su universidad, habían sido abatidos en el fuego cruzado de lo que más tarde sería descrito como un enfrentamiento entre militares e integrantes de la delincuencia organizada.

"Esa noche yo había ido a grabar una cápsula a un cine que está a un lado del Tec, y al regresar, me daba flojera volver por la avenida principal, que es Alfonso Reyes, así que decidí cruzarme por la Colonia Tecnológico", relata.

"Justo cuando doy vuelta, quedo frente a un coche negro con luces como de estrobos, con todos los vidrios abajo y tipos encapuchados con armas largas", continúa, "no había manera de moverme, salieron por las ventanas a gritarme hasta de lo que me iba a morir, yo estaba asustadísima, no puedo explicar el terror que sentí".

Tras orillarse para cederles el paso, notó que detrás venía una camioneta con más hombres armados, y tras ellos, dos grúas con autos particulares.

Una vez que los dejó pasar, decidió regresar a la avenida principal, donde se los volvió a topar y registró sus placas. Sin embargo, decidió no denunciarlos.

"Todos en Monterrey tenemos el teléfono para las denuncias anónimas en la SEDENA", subraya, "pero no saber a dónde va la información hace que te entre un pavor, te da miedo que al denunciar puedan rastrear tu llamada y sepan quién eres, no sabes a qué te enfrentas, entonces a veces decides callar en lugar de hacer algo".

Este fue un momento determinante para Gabriela, quien, a partir de agosto de 2010, continuó con sus estudios en el Tec campus Cuidad de México, motivada en un principio por las oportunidades laborales en la Capital, pero orillada también por la violencia.

"El que te pase eso es raro, pero cuando te empiezas a juntar con tus amigos y las pláticas cotidianas se conviertan en 'no saben qué me pasó, no saben lo que viví, no saben qué vi' es algo que tiene otro impacto, y así se empezó a convertir allá".

Un nuevo comienzo

A su llegada, Gabriela se sintió abrumada por las dimensiones de la Ciudad de México, las cuales sobrepasan de manera considerable las de la localidad en la que ella se encontraba.

"La Ciudad me daba miedo, mucho. Moverme aquí me daba pavor, cosa que...

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