'Los afluentes ya están muertos'

AutorAdriana Alatorre

El vertimiento sistemático de sustancias contaminantes y descargas municipales en los afluentes de Puebla y Tlaxcala, mantienen esos cuerpos de agua en calidad de cadáveres, afirmó Eduardo Morales Sierra, investigador del Programa Mesoamérica, Interculturalidad y Asuntos Indígenas de la Universidad Iberoamericana Puebla.

"Desde hace décadas el Río Atoyac es un río muerto. En este cauce hay un proceso de contaminación muy fuerte por todos los parámetros e indicadores que denotan la presencia de sustancias como azul de metileno, demanda bioquímica de oxígeno, materia orgánica, que de por sí hacen imposible que el río viva", subrayó.

Este envenenamiento se debe a descargas industriales y domésticas no reguladas, además de la ausencia de normas que ayuden a fincar sanciones a quienes descargan sustancias altamente contaminantes como los derivados del cloro y plásticos que se vierten sin control.

Desde 2006, dijo, los contaminantes en el afluente son los mismos, pese a la instalación de plantas de tratamiento y supuesto endurecimiento de las sanciones en contra de quienes envenenan ese brazo de agua.

"Esto quiere decir que...

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