AGENDA CIUDADANA / Tras 200 septiembres, ¿dónde estamos?

AutorLorenzo Meyer

Punto de partida

La voz oficial nos pide unirnos hoy a los festejos que las autoridades han organizado para celebrar que, como nación, hayamos alcanzado ya dos siglos de ser libres. A saber a quién se le ocurrió tamaño desatino, pues es claro que lo ocurrido en las primeras horas de este día hace justamente dos siglos en el pueblo de Dolores, en Guanajuato, fue apenas el punto de partida de un proceso terriblemente violento y contradictorio que sólo 11 años más tarde desembocaría en la declaración de la independencia formal de la Nueva España, y que tomaría casi el resto del siglo dar forma a los requisitos mínimos para que la ex colonia empezara a funcionar como unidad nacional. Finalmente, también deberíamos tener muy claro que la independencia, y la unidad nacional efectiva, es algo que aún no cuaja.

Reflexión

Conmemorar el inicio del proceso que llevaría a que la Nueva España se convirtiera primero en Estados Unidos Mexicanos debería ser, en primer lugar, ocasión para propiciar la reflexión sobre la naturaleza de los proyectos nacionales que hemos tenido a lo largo de los últimos dos siglos y, sobre todo, debatir cuál podría y debería ser el proyecto mexicano del siglo XXI. En principio, los festejos centenarios deben ser más el momento de las grandes ideas y menos el de los fuegos de artificio.

Grandes temas

Idealmente, en nuestro país cada persona, grupo, clase y región debería elaborar su lista de cuestiones a incluir en la agenda colectiva. Es evidente que hoy estamos tan divididos que no concordaríamos en los temas y, menos aún, en la manera de enfocarlos y en las soluciones posibles. De todas formas, y justamente por nuestras evidentes diferencias, un buen punto de partida sería confrontar los elementos más problemáticos de la pluralidad de agendas que hay en México. Uno de ellos podría ser precisamente el de la independencia misma: cómo surgió, cómo evolucionó y a dónde nos ha conducido.

El origen

El movimiento político que se inició hace exactamente dos siglos lo organizaron y dirigieron no la gente del omún sino esa parte de la élite que estaba insatisfecha con sus circunstancias. Jaime Rodríguez, profesor de la Universidad de California en Irvine, en su libro Nosotros somos ahora los verdaderos españoles (Colegio de Michoacán-Instituto Mora, 2009), propone interpretar lo acontecido hace dos siglos en la Nueva España al inicio del siglo XIX no como una sino dos revoluciones que coincidieron, se combatieron y terminaron por...

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