Agenda Ciudadana / Auge y decadencia del proyecto nacional

AutorLorenzo Meyer

Definición

Una desafortunada característica de la vida mexicana actual es la ausencia de grandeza en las ideas y en las conductas de su liderazgo. No es la primera vez que eso ocurre, y aunque saberlo no disminuye la tragedia, alienta el suponer que siempre es posible el cambio de hombres e ideas.

Hace más de 80 años, José Ortega y Gasset señaló con respecto a España "...la nación, antes de poseer un pasado común, tuvo que crear esta comunidad, y antes de crearla tuvo que soñarla, que quererla, que proyectarla. Y basta que tenga el proyecto de sí misma para que la nación exista, aunque no se logre, aunque fracase la ejecución, como ha pasado tantas veces" (La rebelión de las masas, Madrid: Revista de Occidente, 1930, pp. 288-289). Años después, y apoyándose en Ortega, Octavio Paz señalaría: "la validez de un proyecto histórico [se prueba cuando éste es] capaz de mover las voluntades dispersas y dar unidad y trascendencia al esfuerzo solitario". Para el poeta, el gran proyecto mexicano fue la Reforma: "La nación mexicana es el proyecto de una minoría que impone su esquema al resto de la población, en contra de otra minoría activamente tradicional" (El laberinto de la soledad, México: 1959, pp. 115).

La idea de proyecto remite a algo que si bien sólo existe en el rango de lo posible, puede materializarse si tiene sentido y alguien asume la tarea de convertirlo en realidad. Así, el proyecto nacional es, en esencia, una gran visión de futuro, generalmente elaborada por una minoría y enmarcada dentro de una ideología. Esta visión sólo puede materializarse -siempre de manera imperfecta- si es capaz de despertar la imaginación colectiva al punto que se le acepte como una tarea trascendente.

Los primeros proyectos

Para Octavio Paz, el gran proyecto nacional mexicano fue el de los liberales del siglo XIX. Y es que la suya resultó ser la primera gran visión del México independiente que pudo consolidarse, aunque ya como realidad dejó mucho que desear. Ahora bien, en México hubo desde antes otros grandes proyectos, incluso antes del periodo nacional, que es injusto olvidar sólo porque no cuajaron. En cualquier caso, por cada propuesta que se impuso, otras fueron marginadas o destruidas.

Como un ejemplo de un gran proyecto original y anterior a la nación, está el que imaginaron las órdenes religiosas que desembarcaran en esta parte del llamado Nuevo Mundo en el siglo XVI. Suponían esos monjes que se podía usar la inocencia indígena para dar forma a un tipo de sociedad cristiana que cumpliera con el ideal monástico imposible ya en una Europa corrupta. Gracias a su visión medieval, esos primeros misioneros imaginaron que ellos como guías y protectores y los indios como seguidores inocentes, mansos, dóciles, humildes y obedientes, podrían dar forma a una sociedad guiada por los principios de la pobreza evangélica, un paraíso en la tierra (véase a Enrique Florescano, Memoria mexicana, México, Taurus, 2001, pp. 284-299). Claro que para ello tendrían que mantener a los indígenas fuera del alcance de corruptos y corruptores: los conquistadores, la burocracia del rey y el clero secular, lo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR