Agenda Ciudadana / El espejo de don Pablo

AutorLorenzo Meyer

Aniversario

En el siglo XX México tuvo el sistema político autoritario más original y eficiente -ningún otro de la misma naturaleza duró tanto ni fue tan estable-, pero sólo contó con una explicación teórica igual de original cuando Pablo González Casanova la elaboró. Estaría mal que 2005 concluyera sin una reflexión en torno al 40 aniversario de la aparición de la primera visión general de nuestra realidad política posrevolucionaria elaborada por un científico social mexicano.

Hasta 1965, las interpretaciones académicas disponibles sobre la naturaleza del sistema político surgido de la Revolución Mexicana provenían del exterior, especialmente de Estados Unidos. Fue entonces cuando González Casanova dio forma a una interpretación que resultó ser una alternativa de mejor calidad y con una agenda diferente respecto de las visiones ofrecidas por los estudiosos del exterior. Se trató de La democracia en México, obra concluida en 1963 y publicada dos años después. Desde entonces, las ediciones y traducciones de la obra se han sucedido hasta convertirla en un clásico, es decir, en un trabajo que trascendió su época y adquirió un valor permanente.

La pobreza interpretativa

A diferencia de las que le antecedieron y de las que le seguirían, la Revolución Mexicana fue un gran movimiento social que no fue acompañado de una elaboración teórica equivalente. Desde su inicio, la llamada Revolución Americana del siglo XVIII dio lugar a todo un cuerpo teórico y filosófico que la explicó y legitimó en términos prácticos y morales (los "Papeles Federalistas", por ejemplo); la Revolución Francesa fue también una explosión intelectual. Y ni qué decir de la Revolución Bolchevique, contemporánea de la mexicana: su marco teórico -el marxismo- fue una explicación de toda la historia humana y una predicción del futuro.

La Revolución Mexicana fue precedida de obras generales como las de Justo Sierra y Andrés Molina Enríquez o los escritos de Ricardo Flores Magón, pero una vez que el movimiento estalló, su originalidad fáctica no tuvo contrapartida teórica. Al final, el régimen que sustituyó al porfirista fue uno de los sistemas antidemocráticos más exitosos y originales del siglo pasado, pues ninguno alcanzó su longevidad y solidez (su inicio puede datarse en 1917 y su final en 2000), pero los esfuerzos por explicarlo e interpretarlo fueron pobres. En buena medida esa característica se explica porque el régimen se negó sistemáticamente a aceptar su naturaleza real...

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