AGENDA CIUDADANA / Jinetear a 'Pegasus'

AutorLorenzo Meyer

Pueden usarse como sinónimos, pero no es lo mismo montar que jinetear. Montar se define como: "subir a un caballo u otro animal y controlarlo según las necesidades de uno"; jinetear es más problemático, pues se refiere a mantenerse en el lomo de un animal cerril. Según algunos cálculos, el gobierno mexicano compró por 80 millones de dólares a la empresa israelí NSO Group el sofisticado programa de espionaje electrónico "Pegasus" para ser instalado en por lo menos tres dependencias federales -Gobernación (Cisen), PGR y Sedena-, aunque quizá ya lo tengan más. El objetivo oficial es combatir a los grupos del crimen organizado. Sin embargo, todo indica que el entusiasmo gubernamental por usar esta herramienta para conocer "la vida de los otros" al estilo soviético le llevó a espiar a ciudadanos que bajo ninguna definición son criminales, y ahora ese programa con el nombre de un animal de la mitología griega -Pegaso es un caballo alado en el reino de los dioses- se ha convertido en un problema político. Quienes lo compraron creyeron poder montar a "Pegasus" pero resulta que lo están jineteando y mal.

Esta columna ya comentó (15 de junio) que desde tiempo atrás la dupla espionaje y censura había estado en operación en nuestro país. En la época colonial, la Inquisición se encargó de censurar y recabar información. Tras la independencia otras instituciones hicieron esas tareas y en la actualidad las llevan a cabo una multitud de dependencias federales y locales. Y como en el pasado, entre los vigilados se encuentran ciudadanos cuya actividad es enteramente lícita pero molesta para el gobierno en turno.

El presidente Enrique Peña Nieto (EPN) sentenció: "no cabe en una democracia espiar de manera ilegal la vida privada de ningún ciudadano". Sin embargo, México aún está lejos de ser una democracia real. Las encuestas muestran, y con razón, que los resultados de los procesos electorales no son confiables. El Congreso simplemente sigue sin ser un contrapeso de la Presidencia pues está dominado por el PRI y sus aliados, que actúan como meros subordinados del Ejecutivo. La independencia política del Poder Judicial es inexistente. El mal uso de los recursos públicos documentado ad nauseam por las auditorías no se traduce en una efectiva rendición de cuentas; la corrupción es rampante, y eso impide que el gobierno cumpla con efectividad las tareas básicas de una democracia, como impartición de justicia y mantenimiento de la seguridad.

La sospecha del...

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