AGENDA CIUDADANA / El muro, la Guerra Fría y nosotros

AutorLorenzo Meyer

Tesis

La conmemoración de la caída del Muro de Berlín hace 20 años es, entre otras cosas, la celebración del fin de una larga y peligrosa pugna entre las dos grandes superpotencias vencedoras del Eje en 1945 y, también, el reconocimiento del triunfo del "capitalismo real" sobre el "socialismo real". Y lo de "real" significa que ninguno de los dos sistemas fue lo que sus respectivos teóricos supusieron que deberían haber sido, aunque la distorsión del socialismo fue la más terrible. El fin de la llamada Guerra Fría disminuyó el peligro de un holocausto nuclear, pero el mundo no pareciera haber mejorado mucho desde entonces.

El recuerdo de lo ocurrido hace 20 años en la capital alemana pudiera parecernos algo relativamente ajeno porque nuestro país nunca llegó a ser escenario de un choque frontal entre el Este y el Oeste. Al inicio de ese conflicto México ya se encontraba plantado firmemente dentro de la esfera de influencia norteamericana y ahí ha permanecido desde entonces. Sin embargo, ese conflicto nos atañe porque tuvo efectos indirectos pero decisivos en nuestro proceso político y las reverberaciones del choque EU-URSS aún se sienten.

Por ejemplo, la Guerra Sucia y la campaña del miedo que caracterizaron la contienda electoral del 2006 se explican, entre otras razones, porque el terreno en que se dio entonces el choque entre izquierda y derecha reactivó prejuicios y mecanismos que databan de la época en que la atmósfera de la Guerra Fría envolvió a México, desde el final de los 1940 hasta inicios de los 1990.

El frente mexicano

El temor a la destrucción mutua, en caso de un conflicto directo, hizo que Estados Unidos y la URSS sólo transformaran su Guerra Fría en caliente en ciertas zonas del mundo subdesarrollado y siempre dentro de límites, pues nunca usaron sus armas atómicas (aunque hubo la posibilidad) ni sus ejércitos chocaron directamente sino con los aliados del otro.

México, aunque formaba parte del amplio mundo periférico, nunca fue teatro importante de la pugna Este-Oeste y se salvó de experiencias terribles como las de conflictos locales convertidos en pruebas de fuerza entre Washington y Moscú, como ocurrió en Grecia, Corea, Vietnam, Cuba, Angola, Afganistán o Centroamérica, por sólo mencionar algunos ejemplos notables.

En México, la rivalidad "Bloque Capitalista"-"Bloque Socialista" fue asunto que involucró directa y sistemáticamente apenas a un puñado de actores extranjeros. Las embajadas de la URSS y las de los países de...

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