AGENDA CIUDADANA / El nuevo 'nuevo trato' y nosotros

AutorLorenzo Meyer

La influencia indirecta

La transformación que acaba de tener lugar en la casa vecina del norte -la "Casa Grande" para nosotros- es una de fondo y que abarca no sólo lo político sino también lo económico, social y cultural. En principio, la elección presidencial norteamericana es un asunto interno de esa nación, pero todo proceso de cambio sustantivo en una gran potencia tiene efectos más allá de sus fronteras.

En lo inmediato, la relación bilateral México-Estados Unidos ya está muy determinada por una gran red de arreglos formales -entre los que destaca el Acuerdo de Libre Comercio de la América del Norte-, de inercias y de intereses creados. Modificar formas y contenidos de la relación México-Estados Unidos siempre ha sido algo muy complicado y que, en todo caso, requiere la existencia de un interés político de parte de la dirigencia norteamericana.

Ahora bien, intentar generar ese interés en este momento sería un empeño infructuoso por, al menos, dos razones. En primer lugar, porque las prioridades de la agenda del presidente electo Barack Obama las encabezan asuntos en los que poco tienen que ver México o América Latina, como son la gran crisis económica mundial, las intervenciones norteamericanas en Iraq y Afganistán, el casi intratable problema del Medio Oriente, el resurgimiento de Rusia como potencia dispuesta a reimponer sus intereses en su entorno geográfico inmediato o el calentamiento global, entre otros. En segundo lugar, porque si bien a México como país le interesa discutir con los norteamericanos temas significativos -migración, narcotráfico, seguridad-, el gobierno mexicano actual carece de un proyecto nacional real que le permita tener una agenda clara y el apoyo interno adecuado para sostenerla.

Así pues, por ahora, México no tiene la capacidad para aparecer entre los temas importantes de la política norteamericana. En otras circunstancias, ese bajo perfil mexicano allende el Bravo sería una oportunidad para ampliar nuestros espacios internos de maniobra. Sin embargo, el mero cambio de rumbo en que se van a empeñar el gobierno y la sociedad estadounidenses puede generar procesos y desatar energías que lleguen a influir de manera indirecta pero importante en la forma como nosotros vamos a conducir nuestros asuntos internos en los años por venir. Y, dadas las circunstancias, esta vez esa influencia puede ser positiva.

La naturaleza del cambio

Hoy, cuando ya Moscú ni ninguna otra capital es el "Vaticano Rojo" y cuando ya se...

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