AGENDA CIUDADANA / En la panza del caballo

AutorLorenzo Meyer

· UN EJERCICIO DE IMAGINACIÓN QUE NO REQUIERE MUCHA IMAGINACIÓN

En relación con el gran debate sobre el futuro de la industria petrolera, dejemos en suspenso el tema del nacionalismo y centremos por un momento la discusión en sus efectos sobre el proceso político mismo y coloquemos la atención en el tema de la democracia y los "poderes fácticos". Este ejercicio de imaginación lleva a preguntarnos qué pasaría si efectivamente se da luz verde para ampliar el papel de la gran empresa privada internacional en la explotación de nuestras reservas petroleras.

· EN MÉXICO, ¿VOLVERÁN A TOMAR TROYA?

La invitación que el gobierno de Enrique Peña Nieto (EPN) nos hizo a los mexicanos el 2 de septiembre para que aceptemos y apoyemos la modificación que él propone a los artículos 27 y 28 de la Constitución, con objeto de abrir aún más la puerta a la inversión privada externa en el campo del petróleo, se asemeja bastante a la que hicieron a los troyanos quienes pidieron que se metiera a su ciudad al caballo de madera que les dejaron en sus puertas sus enemigos griegos. La diferencia es que EPN ya sabe quiénes están dentro del caballo.

Según EPN y los suyos, sólo la inversión masiva de las grandes petroleras internacionales puede salvar a Pemex de la irrelevancia y, de paso, salvar a la economía mexicana de seguir estancada y sin crear empleos. Sin embargo, esta propuesta es el equivalente a lo que el mito nos dice que le sucedió a Troya hace tres mil años cuando, tras un decenio de infructuoso asedio por parte de sus enemigos -el equivalente aquí y ahora son los 75 años que los petroleros extranjeros llevan intentado derribar las murallas de la expropiación de 1938-, los troyanos se dejaron engañar. Creyendo que habían ganado la guerra tras una falsa retirada de los griegos, los troyanos aceptaron que quedara dentro de su inexpugnable ciudad ese artefacto que sus enemigos habían dejado en las afueras, sin percatarse que en su interior estaba un puñado de enemigos que, llegado el momento, abrieron las puertas de la ciudad y acabaron con ella.

La posibilidad de cambiar la Constitución y firmar contratos con algunos de los gigantes del petróleo internacionales para extraer y procesar una mayor cantidad de nuestro más valioso recurso estratégico no renovable implica algo más que "compartir utilidades". Sus consecuencias se dejarán sentir en el proceso político mismo, pues los petroleros extranjeros se convertirán en poderosos actores en el juego del poder...

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