AGENDA CIUDADANA / Todo México, territorio inseguro

AutorLorenzo Meyer

Una de las cuestiones sociales más apremiantes en México es, valga la redundancia, asegurar la seguridad. Ninguno de los tres últimos gobiernos consiguió, ya no digamos enfrentar con éxito el problema, ni siquiera plantearlo de manera que ofreciera una solución realista. El año pasado, el 46% de los mexicanos encuestados por Latinobarómetro se dijo víctima de algún delito. Según el Sistema Nacional de Seguridad Pública, en el año 2000 se registraron 1,367,714 delitos y para 2015 ya fueron 1,551,292: 13.4% más. Según los datos recopilados por el semanario Zeta, de Tijuana, en los 50 meses del actual gobierno se han registrado 90,694 homicidios (http://zetatijuana.com/2017/03/12/). El fenómeno ha crecido y se ha complicado.

Para comprender y manejar una temática social como la inseguridad hace falta conocerla bien. Y en buena medida es a eso a lo que invita el Atlas de la seguridad y la defensa de México 2016, editado por Raúl Benítez Manaut y Sergio Aguayo (México: Casede e Instituto Belisario Domínguez, 2017, 521 pp.). En su anexo estadístico, la obra contiene una gran cantidad de datos: 216 gráficas y cuadros, pero es en su análisis donde 21 autores en 16 ensayos desgranan y evalúan la naturaleza y evolución de los factores que han hecho que casi todo México sea hoy territorio de la inseguridad.

El crimen organizado es un gran negocio mundial de 870 mil millones de dls. anuales. De éstos, 320 mil corresponden al mercado de las drogas prohibidas y de ese monto el 10% va a dar a manos de los cárteles mexicanos: alrededor de 610 mil millones de pesos (p. 248). Ese es el corazón del crimen organizado nacional. Y es mucho dinero si se tiene en cuenta que en 2015 el presupuesto total de las instituciones de defensa mexicanas equivalió a sólo el 22% de lo que se supone manejan los señores de la droga: 134 mil millones de pesos (p. 326).

Pero el combate al crimen organizado no es sólo asunto de presupuestos. Se trata, también, del ejercicio del liderazgo político y moral para movilizar efectivamente al aparato de Estado y a la sociedad misma en defensa de su tranquilidad. Y es ahí, en el liderazgo, donde está el punto más débil de la estrategia por erradicar la inseguridad como una característica de la sociedad mexicana actual.

Para empezar, la política gubernamental de capturar o eliminar a las cabezas de los cárteles no acaba con sus equipos ni disminuye la intensidad de su actividad. Lo que sólo ha logrado es la fragmentación de las...

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