AGENDA CIUDADANA / ¡Que vienen los rusos!

AutorLorenzo Meyer

No deja de tener gracia que en esta coyuntura electoral nos venga a visitar el secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, para prevenirnos sobre la posible injerencia rusa en nuestros comicios. Y es que, si desde el exterior alguien ha interferido en la vida política mexicana a lo largo de casi dos siglos es justamente Estados Unidos. Su primer representante aquí, Joel Roberts Poinsett (1825-1830), fue central en la creación de la logia masónica yorkina, un protopartido político que apoyó y se apoyó en Vicente Guerrero en su pugna con los masones del rito escocés, ligados a los europeos y monarquistas. Desde entonces, ¿cuándo no ha interferido Estados Unidos, aunque en distinto grado y según las circunstancias, en nuestra vida interna? Hoy, es el mismísimo lobo el que nos previene "que viene el lobo [otro lobo]".

Igualmente tiene su gracia que, además de otros temas, la derecha mexicana coincida en este con el secretario de Estado norteamericano, asuma como propia su advertencia y se lance abiertamente a una campaña para ligar el supuesto designio ruso con la candidatura de Andrés Manuel (AMLO).

En la teoría de la conspiración AMLO-Putin, se supone que el primero debe pagar el apoyo del segundo, de ahí se deduce que, si Morena triunfara en la elección presidencial, el de Tabasco entregaría algo de valor al líder ruso. Entre los primeros que hicieron esa acusación sin pruebas se encuentra el vocero de José Antonio Meade, el poblano Javier Lozano (El Universal, 17/01/18). Y fue en Puebla donde el lunes 29 de enero se lanzó una campaña telefónica donde una voz anónima y en 30 segundos le informaba al escucha que Putin estaba financiando la campaña de AMLO porque, de ganar, éste le entregaría el petróleo mexicano a Rusia. Por tanto, concluía el mensaje: "No permitas que López Obrador traiga al enemigo ruso. Piénsalo y pasa la voz" (http://www.periodicocentral.mx, consultado 01/02/18).

Quizá sin proponérselo, los autores de la supuesta conspiración AMLO-Putin coincidieron en el tiempo con el momento en que los medios financieros anunciaban con júbilo y urbi et orbi que, en la llamada ronda 2.4, el gobierno de Enrique Peña Nieto acababa de entregar a la empresa petrolera neerlandesa Shell, 9 de los 19 bloques subastados para explotar gas y petróleo en el Golfo de México, en zonas donde se supone que hay miles de millones de barriles de crudo y un potencial de producción de gas de 4 mil millones de pies cúbicos diarios. Además de Shell...

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