Agenda Ciudadana/ La guerra entre el general y el alto mando

AutorLorenzo Meyer

El problema y el símbolo

El alto mando de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) decidió librar su batalla conforme a modelos muy probados, sin percatarse que ya eran obsoletos -eso le había sucedido antes a muchos ejércitos y en muchos lugares-. Su adversario -un general muy joven, recién ascendido y que no había pasado por la Escuela Superior de Guerra- resultó más imaginativo, y obligó a que la lucha -en este caso legal y política- se diera también en un terreno desfavorable a los tradicionalistas: tribunales civiles, organizaciones no gubernamentales, la prensa y, finalmente, las cortes internacionales. Me refiero, claro está, al caso del general brigadier de caballería José Francisco Gallardo, arrestado el 9 de noviembre de 1993, condenado en 1998 por dos consejos de guerra a 28 años y nueve meses de prisión por malversación, destrucción de lo perteneciente al Ejército y enriquecimiento ilícito, pero que el jueves 7 de febrero quedó en libertad por una reducción de la pena, decretada por el presidente Fox.

De tarde en tarde, un juicio desborda la rutina y se convierte en "caso célebre", en símbolo y resumen de un problema de fondo y que obliga a los actores e incluso a la sociedad en su conjunto, a confrontar temas cuya discusión se había pospuesto por la magnitud y complejidad de los intereses en juego. Y eso es justamente lo que ha sucedido a lo largo de los últimos ocho años con el "caso Gallardo", que dista mucho de haber terminado, pues desde el inicio el general brigadier puso en el centro de la discusión no sólo la veracidad de los cargos concretos sino, sobre todo, la naturaleza de las relaciones entre la corporación militar y el resto del entramado institucional mexicano.

En otra época, el "caso Gallardo" simplemente no hubiera siquiera tenido lugar -las autoridades militares hubieran actuado de manera contundente contra el joven general y nadie hubiera sabido de su suerte- o de haber tenido lugar, no hubiera tenido eco fuera de las instalaciones militares. Sin embargo, en el ocaso del régimen priista -nuestro último "viejo régimen"- y en una circunstancia donde la defensa de los derechos humanos y de la democracia ya se han transformado en temas políticamente relevantes, el caso del general José Francisco Gallardo alcanzó pronto una dimensión que el establecimiento militar no esperaba ni, menos, deseaba, por considerarlo un asunto de la corporación y de nadie más. Sin embargo, casi desde el inicio, el "caso Gallardo" saltó la barrera de lo meramente interno de una corporación muy cerrada, para forzar una discusión nacional e internacional sobre la naturaleza de las relaciones entre...

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