Agenda Ciudadana/ Repensar nuestra seguridad nacional

AutorLorenzo Meyer

El problema

Si el gobierno mexicano tuviera una verdadera agenda de seguridad nacional, uno de sus temas prioritarios sería no una improbable amenaza militar externa, las acciones de grupos subversivos o terroristas -temas clásicos en ese campo-, sino algo aparentemente más prosaico pero de consecuencias futuras profundas: el agua. Y es que el tema hidráulico combina la sequía que azota al norte mexicano desde hace 10 años, con la proyección de escasez permanente en el futuro en zonas particularmente dinámicas y estratégicas y, sobre todo, con la presión del poderoso vecino del norte, Estados Unidos. En efecto, Washington insiste en que México debe entregar los volúmenes del escaso líquido proveniente de afluentes del Bravo -en particular del Río Conchos- según lo estipulado en el tratado de 1944 -documento firmado cuando había en la zona más agua, menos población y transcurría uno de los periodos de armonía entre México y su vecino del norte como resultado de la política de "Buena Vecindad" del presidente Franklin D. Roosevelt. Hoy la exigencia del "socio americano" se ha hecho de manera formal pero muy directa y enmarcada por la presión de los agricultores del sur de Texas en el cruce fronterizo de Reynosa-Pharr.

En realidad lo importante no es sí la presión norteamericana se origina en la política local texana -el gobernador Perry lucha por su reelección- y la reacción mexicana está enmarcada en la lucha partidaria con vistas al 2003 ni si México consigue finalmente negociar bien con Washington los términos del pago futuro de los casi 2 mil millones de metros cúbicos de agua que aparentemente se le deben a los norteamericanos (el tratado permite diferir el pago dentro de periodos de cinco años). Lo realmente sustantivo es que no pareciera que el gobierno de México haya diseñado una verdadera política de seguridad nacional, donde entren tanto temas estrictamente políticos -guerrilla, terrorismo-, como también los del crimen organizado, el agua, la desertificación, la contaminación, la seguridad alimentaria, la energía o la crisis educativa, y ese lujo simplemente no podemos dárnoslo.

En el papel

Si hojeamos, por ejemplo, el documento que en 1989 publicó la Secretaría de Programación y Presupuesto titulado Plan Nacional de Desarrollo, 1989-1994, encontraremos que en su página 42 hace referencia a las dos grandes condiciones para preservar la seguridad nacional mexicana: el respeto al marco jurídico y el fortalecimiento del nacionalismo. Sin embargo, justamente el gobierno que elaboró el documento, el de Carlos Salinas, no se caracterizó ni por lo uno ni...

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