Agenda Ciudadana/ ¿La cooptación del Presidente?

AutorLorenzo Meyer

Entre el ser y la nada

Se supone que lo propio de una época marcada por el cambio legítimo de un régimen por otro es el desplazamiento de lo viejo, corrupto y caduco por lo nuevo y vital. Sin embargo, todo indica que en nuestra arena política ha comenzado un proceso inverso: la cooptación, absorción o asimilación de lo nuevo -el foxismo- por lo viejo, es decir, por la antigua clase política priista.

Una de las razones del triunfo de Vicente Fox y de la alternancia en el 2000 se encuentra justamente en lo que Fox no era. En efecto, el perfil del antiguo gerente de una gran empresa privada y gobernador de Guanajuato, no correspondía al del político tradicional o "de carrera". La novedad fue captada por los electores y despertó su imaginación y confianza en un nuevo tipo de político, alejado de la corrupción y arrogancia propias del establishment. Fox pudo acercarse al ciudadano normal en la medida en que proclamó su origen externo a la clase gobernante y rechazó su discurso, formas y contenido. Así, resulta que el principal atractivo electoral del guanajuatense fue menos su plataforma electoral -supuestamente panista pero básicamente ecléctica y populista pero conservadora- y más su contraste con el resto de la oferta política. Sin embargo, el informe presidencial del pasado 1o. de septiembre pareciera confirmar un giro del foxismo: alejarse de su origen para intentar ser aceptado por la clase política tradicional, que finalmente es la que domina a los partidos y al Congreso y a la que el Ejecutivo necesita para evitar la parálisis de su gobierno.

En la medida en que el Presidente insista en su deferencia hacia la clase política tradicional -que incluye a la cúpula del PAN- y busque la aceptación de quienes inicialmente él ridiculizó y deslegitimó, corre el riesgo de alejarse del ciudadano común que, pese a todo, insiste en apoyarle, como bien lo demuestran las encuestas de opinión, donde no obstante que el 77 por ciento de quienes respondieron dijo estar consciente de que las cosas no han cambiado mucho, el 67 por ciento aprobó su desempeño (Milenio Diario, 31 de agosto). Sin embargo, esa popularidad va en descenso, y de seguir las cosas como van, la aprobación puede tornarse en indiferencia o rechazo y entonces, una vez más, la iniciativa volvería a quedar en manos de los antiguos.

En las elecciones que llevaron al país al cambio de régimen y al poder a Vicente Fox, dos de los tres candidatos presidenciales con posibilidades reales eran figuras que representaban proyectos opuestos -Francisco Labastida...

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