Ál63bra viajera

AutorPatricia Gosálvez y Staff

Viajamos entre dos fechas, a una velocidad determinada y por un precio. En el fondo, todos los viajes son números. Desde la gente que va de compras a Nueva York cuando el dólar está bajo, hasta quienes quieren escalar todos los ochomiles para tacharlos de su lista aventurera. El turismo tiene incluso fórmulas matemáticas: el número de estrellas (ya sean Michelin o de hotel) es proporcional al montante de la factura.

Entre nuestras motivaciones viajeras puede estar navegar el río más largo del mundo o viajar en el tren más rápido. Sin embargo, sobre ambos récords hay disputas. Más consenso existe en que la Puerta del Sol de Madrid y Greenwich, en Londres, son el kilómetro y el meridiano cero, respectivamente.

Luego están los aniversarios. Por ejemplo, el Golden Gate está cumpliendo 75 años, y el Titanic se hundió hace 100 años.

Un buen número puede convertirse en una atracción turística. Los 828 metros del edificio más alto del mundo, el Burj Khalifa, atrajeron a un gran número de turistas hasta Dubai el año pasado.

También nos gusta una buena predicción: las zonas arqueológicas del mundo maya ya están listas para la avalancha de más de 50 millones de visitantes coincidiendo con el 21 de diciembre de 2012, la fecha señalada como el fin de su ciclo calendárico.

Y también hay direcciones ineludibles, como el 10 de Downing Street, si uno está en Londres, aunque para cruzar el umbral, es mejor visitar el 221 B de Baker Street, donde vivió Sherlock Holmes y hoy se encuentra su museo.

Los números se cuelan en cientos de nomenclaturas varias, desde la agreste GR-11, el sendero que cruza el Pirineo desde el Mediterráneo hasta el Atlántico, hasta la asfaltada Ruta 66, que atraviesa el corazón de Estados Unidos. También los encontramos en infinidad de topónimos, desde Dos Hermanas (Sevilla) hasta la hermosa región de Cinque Terre, un paraíso turístico de Liguria (Italia).

Gravedad cero: Flotar 8 minutos = 75 mil pesos

Imaginen una montaña rusa en forma de Boeing 727. Cuando sube, con la nariz a 45 grados, los pasajeros sienten una aceleración de fuerza 1.8G. Cuando llega a 10 mil metros de altitud, la nave vuelca en una caída controlada formando una parábola para inducir dentro de la cabina la gravedad cero. Los astronautas lo usan para entrenar. En un par de horas, el avión describe al menos una quincena de parábolas en las que, durante unos 30 segundos, se alcanza la ingravidez total. También hay momentos de gravedad marciana (con la que uno siente que pesa un tercio de lo que pesa) y lunar (de un sexto).

El precio de la aventura cuasi espacial ronda los 5 mil 200 dólares por flotar 8 minutos en total (30 segundos a la vez) con la compañía Zero G...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR