Las alas del deseo / Editor y testigo

AutorAntonio Saborit

El antimaderismo de la revista Multicolor tuvo su eco en la empresa periodística que en 1899 echó a andar Trinidad Sánchez Santos, El País. Sus páginas transitaron en muy poco tiempo de una cierta simpatía hacia la causa de Francisco I. Madero a una abierta diferencia, al grado que el propio Sánchez Santos fue a dar a la cárcel en 1912. Menos notoria fue la estrategia que siguió este diario para transitar de la zona de confort de una empresa periodística del siglo 19 a la procelosa cotidianidad de una moderna y exitosa publicación industrial. Trinidad Sánchez Santos no lo hizo solo, y más aún, fue clave la incorporación a su equipo de Manuel León Sánchez.

Precedido menos por los 13 años que se dedicó a dar clases en Granada que por los 30 años que sumaba su experiencia en publicaciones periódicas andaluzas y matritenses, Manuel León Sánchez llegó aquí en los primeros años del siglo 20 en respuesta al llamado que le hiciera el director de El Correo Español, José Porrúa. Al cabo de unos meses, dejó atrás la revista y dirigió en cambio los talleres del diario católico El Tiempo, en vida de su fundador, Victoriano Agüeros.

León Sánchez transitó luego hacia El Imparcial, o mejor dicho hacia la empresa de la calle de las Damas creada por Rafael Reyes Spíndola, a la cual respondían asimismo el diario El Mundo y la revista dominical El Mundo Ilustrado; el caso es que ahí ocupó casi todos los cargos imaginables y conoció al doctor Luis Lara Pardo, quien lo persuadió de nacionalizarse mexicano y en cuya compañía habría de correr un par de capítulos importantes en su vida profesional. Exhausto por el trabajo, se separó, con gran disgusto de Reyes Spíndola, para fundar un gabinete de lectura donde por una modesta remuneración mensual se podía obtener para su lectura toda clase de obras. Ernesto P. Simondetti lo llamó entonces a trabajar en El Diario, moderna empresa editorial sostenida por sus novísimos servicios informativos, una notable lista de colaboradores y redactores y una plana de artistas gráficos excepcional.

El Diario tuvo asimismo su revista dominical, El Diario Ilustrado, lo que habla del deseo compartido por editores y autores de contar en México con un magazine a la altura de los tiempos y, sobre todo, de su deseo de emular el perfil de la empresa de Reyes Spíndola. Ya fuera por el inclín anglosajón de sus oficinas centrales, o bien por la postura política de sus editores, Manuel León Sánchez decidió separarse del Diario en 1908 y con la...

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