Las Alas del Deseo / El otro Kropotkin

AutorAntonio Saborit

En 1876, al escapar de la Fortaleza de San Pedro y San Pablo, Piotr Kropotkin escribió un capítulo digno de la novela de su siglo. Como una sombra salió de San Petersburgo y luego se encontró en Suiza con Elisee Reclus, para quien escribió sobre Siberia en su monumental geografía del planeta, y en cuya compañía fundó y editó la publicación anarquista Le Revolté. Los agentes del emperador Alejandro II ya para entonces habían arrestado al hermano de Kropotkin; lo acusaron de deslealtad y sin pruebas ni juicio lo enviaron a Minusinsk, en la Siberia Oriental, en donde su vida se convirtió en una página de la literatura por venir.

Uno de los primeros encuentros de Aleksandr Kropotkin con el servicio de inteligencia del zar ocurrió en la Universidad de San Petersburgo, cuando en 1858 encontraron en su poder la obra de Ralph Waldo Emerson, Self-Reliance. Aleksandr acabó en prisión, pues prefirió no contestar a la pregunta sobre la forma en que obtuvo ese libro, y salió libre cuando su propietario, Nikolai Tijonravov, profesor de la misma universidad, al saber del caso expuso la situación ante el rector. Aleksandr concluyó sus estudios sin más complicaciones, al parecer, e incluso viajó al extranjero para completar su formación como astrónomo; y a su regreso, también sin más complicaciones, se dedicó a traducir obras científicas del francés y del inglés.

El segundo encuentro con el estado sucedió cuando Aleksandr trabajaba en el Departamento del Telégrafo Ruso, al contestar de nuevo que prefería no hacer lo que le solicitaba el ministro del interior, a saber: que le entregara los telegramas de cierta persona, copia de los cuales obraba en la oficina de Aleksandr. Del asunto se encargó un funcionario sin escrúpulos, pero Aleksandr quedó en la mira de la autoridad.

A nadie sorprendió que inmediatamente después de la fuga de Piotr Kropotkin, los agentes del zar no sólo arrestaran a su hermano Aleksander. Y en el mismo instante en que lo convirtieron en un exiliado político del régimen, esto es, en criminal de estado, empezó a contar los días que lo separaban del final de su condena. Minusinsk no le vino nada mal a Aleksandr, al menos durante los primeros cinco años. Era el único preso político en la entidad, situada a orillas del río Yenisei en la Siberia Oriental -a unos 500 kilómetros de la frontera con Mongolia-; lo acompañaba su mujer, quien decidió voluntariamente compartir este exilio; y encima de lo anterior, Aleksandr conoció allá al...

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