Alejandra Rangel / Desafíos democráticos

AutorAlejandra Rangel

Las constantes apariciones matutinas del presidente López Obrador, conocidas como las mañaneras, empiezan a producir un cansancio en quienes lo entrevistan o en aquellos que leen y escuchan las notas sobre lo que dijo, propiciando un desgaste tanto personal como político que empieza a repercutir en la opinión pública.

Ya se tuvo la experiencia con los tuits del presidente Trump y la constante exposición con sus dichos y groserías que sorprendieron todos los días, hasta que los comunicadores y la prensa entendieron que lo único que lograban eran brindarle una gran publicidad y la atención constante de los ciudadanos. En ese momento dejaron de comentar sus barbaridades.

Algo parecido sucede entre nosotros y empieza a manifestarse un cansancio propio del aburrimiento como respuesta a sus mañaneras. Ojalá y su equipo pueda explicarle los efectos que produce el exceso de comunicación y cómo ha ido provocando la pérdida del sentido de sus declaraciones.

Debemos analizar las tesis de Byung-Chul Han, filósofo coreano que habla de los cambios de la sociedad en respuesta al exceso de comunicación, cambios que hablan del hombre que rinde, que da resultados, ya sea en la escuela, las actividades comerciales, los saberes o la política. Dar resultados y transformar se ha convertido en una obsesión para AMLO. En otro momento le funcionó esta exposición mediática siendo jefe de Gobierno del DF, pero ya no es la misma época ni la misma sociedad, por fortuna ha cambiado la conciencia ciudadana volviéndose más crítica y activa.

En sus declaraciones López Obrador ha descalificado a sus funcionarios y a las instituciones, al igual que Trump. Su equipo debería asesorarlo respecto a los efectos comunicacionales y la consecuencia de sus exposiciones, que además han revelado una gran ignorancia. Con esto se evitarían errores como su comentario sobre la fundación de México, que dijo fue hace 10 mil años, y que el hombre pobló América hace 5 o 10 mil millones de años, o que mientras los búfalos pastaban en lo que hoy es Nueva York, en el mundo prehispánico ya había imprenta y universidades.

Es urgente que mida sus palabras y reconozca con humildad lo que sabe y lo que ignora...

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