Alejandra Rangel / Profunda desigualdad

AutorAlejandra Rangel

La pobreza aparece entre nosotros con el rostro del hambre y con fuerza despiadada se extiende a pesar de los grandes avances tecnológicos y científicos, mas no humanos, hasta situarse entre las grandes contradicciones de nuestra época.

Según mediciones internacionales, mil 44 millones de personas sufren hambre y pobreza en el mundo y, de acuerdo con los pronósticos, ésta seguirá aumentando (FAO, 2012).

Como una triste ironía, mientras unos mueren de desnutrición, asisten a la escuela sin alimentos y por la noche se acuestan con el estómago vacío, en otras latitudes se desperdicia la comida, se sirven platillos exagerados de alimentos poco saludables, los refrescos azucarados se adueñan de las poblaciones provocando una sociedad enferma, manejada por la mercadotecnia y el sistema económico de los grandes intereses, que da como resultado la aparición de la obesidad como una de las epidemias del siglo.

En México la situación es grave: los pobres representan el 52 por ciento de la población. Más de la mitad sobreviven con el equivalente a un dólar diario, lo cual vuelve la vida inhumana al no tener un nivel de alimentación que les permita desempeñar sus labores o participar en el mercado de trabajo y disponer de los beneficios de la educación. Son los pobres en extremo que no acceden a ningún tipo de movilidad social.

Los indicadores de la pobreza extrema no se toman exclusivamente de los ingresos, pues intervienen otros factores como la salud, vivienda, educación, infraestructura (agua, drenaje, luz, pavimentación), lo cual significa sufrir de privaciones en el ámbito económico, social, cultural y vivir en desventaja en el ejercicio de sus derechos y capacidades.

Es indispensable construir una sociedad que considere prioritaria la satisfacción de las demandas de las personas y sus oportunidades para incorporarse al desarrollo y a la vida con equidad. De otra manera, la vulnerabilidad viola los derechos de los miembros más débiles de la sociedad y los margina, de ahí el compromiso que los gobiernos y los individuos tenemos de protegerlos.

Focalizar esta problemática es vital para diseñar las políticas públicas y los programas, pues permite identificar los niveles de pobreza y rezago social de las comunidades y llegar a quienes verdaderamente los requieren.

De acuerdo con estos criterios se han ubicado en el país los 400 municipios considerados más pobres, destacando los del sur, muchos de ellos con poblaciones indígenas.

En consecuencia, se ha...

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